EL PROFESOR DURAN, SIN TILDE
Los hay vainas y los hay Duran, sin tilde. Y los hay que se adornan la personalidad con los dos significados a la vez.
El señor Duran i Lleida es un tipo de derechas de toda la vida que se pega como una lapa al gobierno de turno a cambio de unos euros de nada. El tipo no se hospeda en Madrid en un piso alquilado o en un hotelito sin vistas. No. Eso queda para los diputados pobres. Horror. Pobre él. Nada más lejos de su realidad y de sus perspectivas. Duran es hombre de cinco estrellas que abonamos los contribuyentes, claro.
Ahora que Mas inicia una salida hacia la desventura, el socio del Carmelo aproxima su trasero a la derecha española. El independentismo tiene un precio que él no está dispuesto a pagar. No. Duran seguirá en la política española porque esta actividad le proporciona réditos inmensos.
Alguien le ha preguntado si ha pensado en volver a la enseñanza. Se ha puesto tan nervioso que la sandez le ha aparecido por los ojos. Cómo voy a cobrar lo que un miserable docente con el salario de lumpen que perciben. Por favor. Que llevo años y años vinculado a la oligarquía política y económica para distraer mi atención en reflexiones del populacho.
La desgracia del pueblo se concentra en politicastros de este calibre. Y no censuro al catalanista de medio pelo e independentista de alto copete, no. A quien no me resisto a recordar en mis oraciones laicas es a quien comulga con estas ruedas de molino.
En tanto, los docentes se tapan sus partes con las manos a fin de que los recortes no dejen al aire su naturaleza íntima. Y los parados, no tienen ya manos con que taparse las narices de tanto demagogo andante. Y así.
Mientras la democracia descanse en sujetos como el presente, bendito sea el pueblo. Algún día comprenderá que las listas han de ser abiertas. Y que los nombramientos electorales, revocables.
Ya les digo. Hay vainas y duranes. Ambas personalidades se concentran en un mismo sujeto. Que, encima, tiene poder. Dictadura de guante blanco y alma de piedra.
Un saludo.
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