MÉDICOS, MUERTOS Y FARMACIA

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 La lucha contra el fraude fiscal en España es una de las asignaturas pendientes de la democracia. Como lo son la persecución de los traficantes de droga o la vigilancia a los blanqueadores de dinero. La penúltima noticia en este terreno delictivo nos la ofrecen, cómo no, las instituciones oficiales cuyos responsables, paradójicamente, no responden por sus actos ni por sus omisiones. Puestos a investigar, descubriríamos que la corrupción pública supera a la podredumbre privada.

 

Pensionistas que no son eludían el pago de sus medicamentos. Familiares de difuntos que siguen beneficiándose de ayudas de la Administración ignorante de los óbitos. Sanitarios que cobran pluses de productividad por causa de visitas periódicas a pacientes fallecidos. Asesores de organismos locales, autonómicos y estatales que cobran millonadas por no dar un palo al agua. La lista es tan extensa que abochorna exponerla en su plenitud a fin de mostrar al mundo que los servicios de inspección de ministerios y consejerías revelan una inutilidad rayana en la desventura. Eso sí, no dudan en limar los barrotes más débiles de la ventana de su prisión personal.

 

Las bases de datos que manejan Hacienda y Seguridad Social permiten cruzar informaciones imposibles de detectar, por ejemplo, en Justicia, en Educación o en Sanidad. Cómo que por qué. Porque no hay voluntad de coordinar. A qué juega, en este contexto, el Consejo Interterritorial de Salud. De poner las cartas sobre la mesa, es posible que el copago fuese innecesario. De erradicar el enchufismo de las entidades públicas, ni recortes a funcionarios ni melones en leche. Es más fácil, sin embargo, alentar silencios y sellar complicidades antes que levantar el velo que encubre tanta miseria moral..

 

Detengan su pensamiento en la Cataluña de las grandes familias burguesas. El nacionalismo y el independentismo forman parte de la hoja de ruta de los mercaderes de toda la vida. Entre ellos, los Pujol. El que fuera presidente de la Generalitat cumplió largamente sus propósitos de vincular riqueza con política y de amarrar fortunas personales a pactos forzados con los gobiernos de España. Artur Mas cierra antes veinte hospitales públicos que una sola embajada. Las arcas vacías no inspiran un movimiento interno de reorganización gubernamental. Por el contrario, animan a proseguir el derroche al tiempo que se insta a España a hinchar la desinflada teta de su erario. En este sentido, la omertá adquiere en aquella región de nuestro país un mensaje tradicional y un protagonismo siciliano.

 

Fíjense, si no, en el caso del señor Oriol Pujol, hijo del molt honorable. Como todos los imputados y/o acusados de algún presunto delito, niega la mayor y proclama su honradez. Faltara más. El problema es que Convergencia Democrática ha avalado la fianza de más de tres millones de euros que le ha impuesto el juez. Por qué será. Cómo va a haber una trama corrupta en el territorio de Montserrat y Montseny. Pero es más. No escama que CiU silbe como si la cosa no fuera con ellos. Es que ni un partido catalán ha puesto el grito en el cielo.

 

Mucho miedo y muy poca vergüenza. Lo de Cataluña recuerda lo de Andalucía. Un nacionalismo en ascenso que aviva en momentos claves el muñeco del separatismo. Un socialismo deprimido que enaltece la bandera de los jornaleros para gloria y prez de los señoritos del Psoe. Son médicos de muertos y expendedores de recetas a pensionistas menores de sesenta años.

 

Un saludo.