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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CASTILLA QUIERE SU ESTADO

 

 En Castilla, el grito por la independencia es unánime. Castilla no es España. La consigna está dada y los castellanos quieren ser tan libres como los catalanes. Hay que derribar los muros y las paredes del loft nacional. Si hay que segregar, los ciudadanos de las dos Castillas, de Madrid y de otras comunidades que se sienten castellanas, quieren una puerta exclusiva para ellos. Ya está bien, dicen, de compartir mesa y mantel, llavín y aldabilla, con unos y otros españoles. Se acabó el entrar y salir, el gastar mucho e ingresar poco. Hasta aquí hemos llegado.

 

El PP será federal o no será. Igual que el PSOE abandonará las siglas españolas y tomará las del PSCA. CA de Castilla. O todos moros  todos cristianos. En cuanto a leoneses, murcianos, extremeños, gallegos, andaluces o vascos, más de los mismo. Esos territorios, arguyen, no son España.

 

Rubalcaba reivindica una España federal que quiere integrar a todos los pueblos de España y va a conseguir todo lo contrario. Que España se desintegre en tantos territorios como sentimientos o emociones surjan a medida que la histeria se colectivice. He ahí la madre del cordero. A falta de autoridad real sobre el conjunto, los rubalcabiñas zapateriles se agarran a un clavo ardiendo. Como resulta que la facción secesionista de Cataluña es la más incendiaria, pues adelante con los faroles, a quemar las naves de la unidad y de la solidaridad. Qué locura.

 

Ya les digo. Castilla quiere su Estado. Y si los psoecialistas reivindican el diálogo con los de Mas y Junqueras, preparen el cuaderno de apuntes para conocer las pretensiones estatales de los albaceteños, salmantinos o abulenses. Ellos tienen su identidad propia como Santander o Asturias exigen su cuota de gobierno soberano. España dejará de ser y pasará a convertirse en una comunidad sin bienes. El territorio será un solar en el que los taifas pseudodemocráticos instalarán sus chiringuitos a mayor gloria de los visires de turno. En cuanto a los contratos, mejor no se firmen. No sea que mañana aparezca el espadón y se lleve por delante a los fascistas que prendieron  fuego a la Constitución.

 

En cualquier caso, Castilla no es España y, por tanto, el casado casa quiere. O es que unos van a ser menos que otros. En cuanto a Andalucía, qué quiere Andalucía. O mejor, en qué se está convirtiendo Andalucía. En las cuevas de Luis Candelas. Pues las cuevas, otro Estado.  Qué alegría. Éramos pocos y parió la abuela destructora.

 

En vez de la escopeta, el cachondeo nacional. Fascista.

 

Un saludo.

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