PARIDAD Y PARIDA
Poco tiene que ver el par con el parir, salvo el juego lexicográfico, que da para escribir artículos como el presente.
Resulta que doña Susana Díaz, la novísima presidente de la Junta de Andalucía, quiere ser fiel apóstol del profeta ZP y, en la doctrina del peor primer ministro español de la democracia, se apunta a la fantasmagoría de la paridad. Paridad que quiere significar igualdad pero que, en realidad, es una cacofonía aplicada al conjunto melódico de una orquesta política bien instruida. Más hombres que mujeres, no, porque sería perpetuar la discriminación histórica de las féminas. A la inversa tampoco, pero con menos énfasis. Se coloca, pues, la falsa igualdad de sexos en lugar de la designación por méritos y capacidades. Y qué si los consejeros son todos varones o todas señoras. Qué pasa si se atiende al interés general que debe ser el servicio público,
Pues no. El pueblo es el escenario de todas las fantochadas de estos déspotas no ilustrados ni ilustres. En su nombre se adoptan las medidas más peregrinas con el único afán de colocar en lo alto al caballero más fiel o a la dama más leal. Siempre y cuando, claro está, el partido se fortalezca por encima de cualquier otra meta.
Manos a la obra con la parida de igualdad, por qué no se aplica la norma para dividir equitativamente las consejerías entre los aliados de la broma, cuales son Psoe e Iu. Y siguiendo con el carrito del helado, sería necesario que todas las provincias andaluzas tuvieran su representante en el Consejo de Gobierno. Pero qué va. A Huelva o a Almería, se las ignora en aras de la voluntad zapateril de la presidente. Díaz no tiene bemoles para apear a Sevilla de la preponderancia en las esferas del poder. De igual forma que careció de arrojo para estar presente en el acto de designación de Griñán como senador.
A esta gente se le va la fuerza por la boca. No tienen talento, carecen de prestigio, se amparan en la tropa y a la hora de decidir, muerden al pez por la cabeza. La parida de la paridad de género a ultranza es la muestra inequívoca de que las formas "putean", con perdón, olvidando el fondo. Es decir, se priman los modales por encima de los hechos y derechos. De ahí el despropósikto y la simpleza.
El gobierno de doña Susana ha empezado mal, se está desperezando peor y va a defraudar en mayor medida de lo que cabía esperar. Así, así, así. Así se reconfortarán los anteriores. Los sucesores los hacen buenos. Qué lástima.
Un saludo.
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