FLAMENCA Y FLAMENCONA
Del Psoe tenía que ser. Mucho con Bárcenas, con Gürtel y con la golfería de la derecha, pero el saco de corruptos del partido de Griñán triplica al de Zoido. En Huelva, no sé cuántos alcaldes socialistas tienen cita de meses en el banquillo de los acusados. La tira. El que fuera regidor de Bollullos, el señor Sánchez, empuña la triste palma del descrédito.
La acción de enriquecimiento o la obra de fraude ha tomado hoy la silla sevillana de Los Palacios y Villafranca. Resulta que una señora de esta formación que se dice de izquierdas pero que viste de redomada burguesa, ha sido acusada de comprar con fondos públicos –dinero de los ciudadanos- tres trajes de flamenca para lucirlos, oronda ella, en los festejos que la propia organizaba cuando era responsable de esta función y de la de hacienda en el ayuntamiento palatino/palaciego. Qué malos somos al criticar a la dama. A ver quién resiste la tentación de ponerse flamencona teniendo al lado la posibilidad de trincar el dinero. Hacienda y Festejos son un cocktail explosivo.
Hay que tener un poco de humanidad. La mujer no resistió la fatal atracción y se enfundó el atuendo y los abalorios. Con dos pares. Claro que si se descubre el perrengue, siempre se puede acudir al consabido ataque de la derecha para enfangar la vida política y para perseguir a los padres y madres de la cosa/casa del pueblo. La frasecita es resultona pero tan manida, que causa pena. Cómo andará de preocupada la fémina flamenquita que ha dimitido. Ya no soy portavoz ni ná, ha declarado indignada. Por supuesto que no va al paro. Que en la Junta le tienen reservada una distracción adicional pero subsidiaria. En la Consejería de Presidencia se dedicará a asesorar al voluntariado. Chiquilla. Qué tesón el suyo y qué ejemplo de generosidad.
La Junta hace bien en arroparla. No sea que los volantes se le suban a la bebida y nos aparezca una guerrera nueva en la batalla contra la transparencia. Por cierto, la flamenca flamencona se apellida Ayala. No se confundan con la juez campeadora Alaya. La primera no es juez pero sí parte porque distribuye a su gusto y antojo. La segunda no es flamenca, pero se pone flamencona ante los corruptos que se hacen pasar por virtuosos.
Un saludo.
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