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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DIMISIÓN, NO. DESTITUCIÓN FULMINANTE

 

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 Expresaba recientemente mi opinión sobre el ius puniendi del Estado. Castigo, sí, conforme a ley. Venganza, no. No modifico un apunte. Sin embargo, mi comentario adoleció de un error garrafal. Creí en el estricto cumplimiento de la ley.

 

Parece ser que mi ingenuidad desborda la experiencia de los años. Entendí que la enfermedad que aquejaba al asesino etarra era terminal. No albergué duda alguna al respecto. Estaba convencido de que el Gobierno tendría en cuenta todos y cada uno de los requisitos legales establecidos respecto a la excarcelación y a la concesión del tercer grado. Seré iluso.

 

Parece que no. Que la Audiencia Nacional dispone de informes forenses contrarios al carácter terminal de la enfermedad de Bolinaga. Es más: el tratamiento de la patología puede ser llevado a cabo por los Servicios Médicos del Centro Penitenciario. Por consiguiente, la supervivencia del criminal secuestrador no está en juego. Al menos a corto plazo. Para que nos entendamos: ni siquiera se ha sometido a quimio o radioterapia.

 

Don Jorge Fernández es ministro del Interior de un Gobierno del PP. No digo que ha prevaricado por acción. Ha podido hacerlo por omisión o por ignorancia inexcusable. Aunque no me atreva a sustantivar como delito su actuación en este tema, sí reclamo su comparecencia pública. La desvergüenza de un gobernante alcanza la cima del horror cuando, se escuda tras la ley, para manipular los reglamentos y admitir como certeros informes falsos. Engaña al pueblo. No sólo a las víctimas de los terroristas. A la sociedad entera.

 

Si esta idea se concreta, el ministro Fernández debe irse a la calle. Por derecho. Y no porque dimita. En absoluto. Porque es destituido de manera fulminante. A Rajoy corresponde la vez y la toma. Ni quitas ni esperas. Bastante cabreado anda el personal con la economía para que encime le rapen la rala cabellera de su moral. No estamos ante una metedura de pata. La cosa es mucho peor. Pezuña. Garra.

 

La cosa se llama ley. El tema es la verdad. La idea, justicia. El mal, fraude. El sujeto, el ministro o el asesino. No se enteran. Imperio de la ley. No hay otra píldora más eficaz ante dolores de protagonismo indecente. Cese. Jorge Fernández, a la calle. Expulsado. Bolinaga, a la cárcel. Basta ya de mentiras. Panda de sinvergüenzas.

 

Un saludo.

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