EL PODER DE LA MENTIRA

 

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Huelva nunca destacó por ser cuna de grandes políticos. El efecto factoría de su condición histórica de tierra de tránsito se deja ver, asimismo, en la vida de gobierno. Es lo que hay y por eso Huelva fue lo que fue, es lo que es y será lo que tenga que ser.

 

Uno de los protagonistas de esta vida de feriantes dedicados a la actividad pública es Valderas. En el dicho de servicio a la ciudadanía le va la supervivencia y al hecho de colocarse en lugares de privilegio debe el estado de bienestar de su vida social y económica. El señor lleva más de treinta años viviendo de lo mismo y a fe que si los ingresos menguaren, ya se hubiera buscado alternativas más favorables.

 

Ahora es vicepresidente. Y no de una comunidad de doce vecinos. Vicemandamás de la Junta de Andalucía que malgobierna a siete millones de ciudadanos. Pastizal el que se lleva el mozo y cohorte de la que se rodea el señor. Como no tiene bastante, apetece más. Un vicenada debe aspirar a vicetodo y con estos recortes, el objeto de su oscuro deseo, a lo Buñuel, no se acerca a su mano. Dice el cómplice de Griñán en los EREs y en tantas otras tropelías, que ha llegado el tiempo de plantarse y de recuperar la dignidad. ¿Plantarse contra la corrupción? Anda ya. ¿Recuperar la dignidad que ha  terminado de extraviar tras el pacto funesto con los del Psoe? Venga.

 

Bronca. En tiempos de crisis, cuanto peor, mejor. Experto en ardides y perito en ventas imaginarias, don Diego ataca al PP con la misma saña con que golpea a los empleados públicos de Andalucía. Los recortes en nuestra Comunidad son realizados por él y por sus compañeros de gabinete jajaja. La crítica situación de Andalucía se debe a los aplausos inmerecidos que se dio a los comediantes Escuredo y Borbolla, a los halagos mercenarios dispensados al dramático virrey Chaves y a los residuos cancerígenos que, trágicamente, nos hace tomar el vasallo Griñán. Tres décadas de democracia teñida de falso rojerío equivalen a medio siglo de inmoralidad gobernante. Ahí radica la crisis y de ahí parte la imposibilidad de salir de la misma con los conductores que hemos designado.

 

El margen de maniobra de Andalucía es cero. Con esta clase dirigente, tenemos el porvenir del can Cerbero. A falta de talento, en ausencia de capacidades, huérfano de virtudes políticas e indigente de argumentos, Valderas dedica sus esfuerzos al insulto y al embuste.

 

Si le restara un poquito de sensibilidad, antes de recortar un euro a los empleados públicos, debiera desprenderse de la casta de asesores inútiles pagados a cuerpo de rey y dinamitar la ignominiosa administración paralela creada por sus compañeros de farra para mayor gloria de su poder. El poder de su mentira, Diego. De la mentira de ellos y de la suya propia.

 

Un saludo.