RE (CORTES) RE (FORMA)
Uno se cansa. De repetir y de escuchar lo mismo. Es una tortura. Que si las encuestas, que si las urnas, que si las comparativas de resultados, que si las acciones, que si los cánticos, que si las amargas victorias y las dulces derrotas. Cantinelas estúpidas que tratan de justificar fracasos y de fomentar el autoengaño.
Oiga, que el Pp no va a gobernar en Andalucía. Que jamás lo tuvo tan cerca, pero la miel se quedó en las pituitarias. Ni siquiera se aproximó a los labios. Que Griñán ha sido el perdedor más triunfante que se ha conocido en Andalucía desde que los tribunales respaldaron la subvención de Chaves a su hija. Que los dimes y diretes están muy bien, pero la tozuda realidad no nos consuela de la pesadilla. Alguna vez, los políticos tendrán que reconocer sus errores y las consecuencias de los mismos. Arenas ha cavado su propia tumba política. Cierto es que el hombre se ha desmelenado recorriendo los pueblos. Más cierto, en cambio, que no ha vuelto la vista atrás y no ha querido ver al sabio que se comía las cáscaras que él arrojaba. El Psoe ha mostrado, y demostrado, que su necesidad por conservar el poder era más angustiosa, verídica y auténtica que la que manifestaba el líder de los populares para alcanzarlo al fin. El pueblo andaluz, tan ingenuo como comedido, tan rebelde como vengativo, ha clavado las banderillas negras al toro negro de la reforma laboral.
La mentira tiene las patas muy cortas. Los humildes de boquilla enseñan por el espacio interdental la soberbia de su corazón. Ser humilde no es parecerlo. Los psoecialistas lo han interpretado a la perfección. Como actores descomunales que son, han convencido a la parroquia de que la re(forma) de Rajoy lleva aparejada el re(corte) de salarios y pensiones. En cambio, los histriones aficionados han negado en Andalucía lo que sus hermanos de militancia han destinado a España entera. Mira que. Con todo, la cuestión no es que se seduzca, persuada o disuada a los votantes sobre unas intenciones políticas. Nada de eso. El tema es convencer de que las reformas y los recortes son inevitables o no. El PP ha nadado entre el sí español y el no andaluz. Indecisión que invita al engaño. El Psoe ha sido contundente: menos salarios, menos empleos, más recortes, más copago, más calamidades. Pues toma ya: en casa del menesteroso, no más calamidades.
La política española de Rajoy debe tener su continuidad en Andalucía. De excepciones, nada. Que sí, que los griñanes y chaves han dejado la hucha vacía y el frigorífico sin un huevo. Que o utilizamos las tijeras o las cuchillos de la miseria nos van a cortar en pedacitos. Que si hay que sumar una cantidad a la que ya pagamos por médico y receta, habrá que hacerlo. Basta de monsergas. Que Andalucía está en la ruina más espantosa porque sus dirigentes la han esquilmado a fondo. Y si esta pandilla de canallas se mantiene en la Junta, sepan a dónde podemos ir a parar. Si la situación es de emergencia nacional, el mensaje electoral ha de ajustarse a la realidad y no al deseo de los votantes. En este contexto, la derrota descansará en la rectitud del que todo lo entrega y la victoria se apoyará en la confianza de un pueblo que comprende el alcance del caos. Paños calientes, ni uno. La política está que arde. Por ello, si hay que reformar, adelante. Y si se debe recortar, hasta el uno o el cero. El pelo crece más fuerte. La política se haría más noble. Los gobernantes dejarían de ser unos “cacho” mentirosos.
Un saludo.
0 comentarios