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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL BARCO QUE SE HUNDE

 

 El alcalde de Marinaleda no es un sujeto típico. Es todo un arquetipo decimonónico insertado en la era de los mega y de los bytes. El mismísimo McLuhan se pensaría su tesis de la aldea global si hubiera conocido a este personaje. Estrafalario no tanto por el aparente desaliño de su vestido campesino como por su extravagante modo de pensar. Extravagancia que, por otra parte, encumbra su coherencia política por extraña, desacostumbrada y peculiar que se nos antoje su forma de obrar.

 

El alcalde podrá ofrecer una imagen de otro tiempo. No obstante, lo que me vale es su actitud pública y su aptitud moral. Lejos de preocuparme por su vida privada, penetro en los comportamientos de su vida pública. En este sentido, me pregunto sobre su posición acerca de las miles de corruptelas protagonizadas por sus socios de dizque izquierda. Me parece bien que sondee a las bases de IU en torno a un posible Pacto de gobierno con el Psoe de Griñán. Lo que no comparto, e incluso deploro, es que no haya mostrado su contundencia sobre la canallería de los dirigentes responsables de los EREs y otras desvergüenzas del mismo tenor.

 

El señor Sánchez Gordillo puede ser un referente de moralidad, entendida como conformidad de una acción con los preceptos de la moral, y de moral, interpretada como principio que rige su comportamiento individual. Puede serlo. Pero en su esfera de privacidad. Donde ha de serlo es, sin embargo, en el ámbito de lo público que, para eso, es alcalde y parlamentario. Y en este terreno, señoras y señores, lo extravagante o lo estrafalario han de concretarse en denuncias ante los medios y ante los juzgados de lo penal. Al respecto, salvo error o ignorancia por mi parte, el señor alcalde no ha movido un dedo.

 

El regidor de Marinaleda no se chupa el pulgar. Piensa en clave de partido antes que en esencia de comunidad y de pueblo. Si no, a qué preocuparse por las consecuencias adversas de convenir con los compañeros de farra del encarcelado señor Guerrero, exdirector general de Empleo de la Junta de Andalucía. Por qué, entonces, establece condiciones a posteriori al Psoe, que ha perdido las elecciones, y no las impone antes de elevarlos al altar laico de la Junta. Acaso piensa que podemos creer que la política psoecialista dejará el cauce capitalista de décadas para abrazar el comunismo. Venga ya. De perfiles vanos estoy hasta el gorro. De proclamas contra la derecha troglodita, hasta la coronilla. De cinismos palestinoides, hasta las ingles.

 

Si Gordillo pacta con la gentuza que nos ha metido en el pantanal, habrá que decirle que más trigo y menos ideología. Menos lobo, caperucita. Que es difícil dejar de ser comparsa de una banda cuando se la ha parasitado tanto tiempo. Ahí sí valdría lo del agua y el aceite. Ahí sí. Ahí sí valdría lo de repudiar las tetas gordas de una señora en vez de llamarla por su nombre o por su cargo. Ahí sí valdría lo de rechazar la mayoría absoluta. Pero claro, el señor Sánchez Gordillo sabe que el paquebot socialista se hunde y, lejos de subirse en él, a él se adosa. Como una lapa. Siempre puede despegarse y quitarse las pulgas del vecino.

 

El barco se hunde, señor alcalde. Se ponga usted como quiera. Lo malo es que a Andalucía van a terminar de asfixiarla. Y eso, señor Sánchez Gordillo, son palabras mayores.

 

Un saludo.

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