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Francisco Velasco. Abogado e historiador

PETRHOTELINA PARISINA

 

 La fantasía erótica-festiva y faraónico-dominical de la expresidente de la Diputación de Huelva toca a su fin. El Hotel París ha sido uno de los grandes escándalos de la última legislatura psoecialista. Ya me dirán, con la que está cayendo, que la señora Petronila decida alquilar, de manera tan oscura como sonrojante, un edificio en el centro histórico de la ciudad con un coste diario de quinientas mil pesetas, tres mil euros al cambio actual. Para uso, disfrute y solaz de las ambiciones desmedidas de una política alejada de la realidad ciudadana y del civismo social.

 

En plena vicisitud de congelación de pensiones, de recorte del sueldo de los funcionarios, de incremento letal del número de parados y del vertiginoso cierre de empresas, la doña se salta a la torera el clamor social ante el disparatado negocio y lanza un reto al sentido común. Huelva soy yo, desafía la señora del Psoe. El palacio es mio. Como la calle, la plaza, la ciudad. Todo es suyo.

 

La vida, nos decía Hegel, sólo tiene valor cuando merece la pena vivirla. A costa de lo que sea, no. A expensas de los demás, tampoco. O amarramos nuestras desdichas con el cinturón del amor propio o el amor propio desparramará nuestra infelicidad hasta ahogar nuestras vidas. Lo de la señora Petronila se encauza por la segunda proposición de la disyuntiva. Lo de la señora Guerrero ha sido soberbia más que amor propio. El amor propio tiene un componente positivo. La soberbia es el principio de todo vicio. Cuando muerde, deja una herida que no cicatriza. La hipoteca que se ha de pagar inunda el patrimonio de las generaciones herederas.

 

La humildad y la rectificación suelen ser buenos antídotos contra el pecado mortal e incluso contra el delito penal. El que Caraballo, presionado en víspera de las elecciones del 25 de marzo, por su socio de gobierno en la sombra, haya decidido cerrar el Hotel París el próximo 1 de junio es una buena noticia. Ahora viene otro problema heurístico. Técnica de indagación y de descubrimiento. El por qué en estas fechas, ya viene respondido. El porqué Caraballo presidente y no Caraballo vicepresidente, es otro cantar. Si antes, por cobardía, no se opuso al desatino, habrá que cuestionarse la razón de su cambio de actitud más allá de la cita electoral. Item más. Qué grado de credibilidad se habrá de conceder al nuevo presidente de la Diputación si el factótum de todo lo que se crea o se destruye o se modifica o se perfila en la provincia es su pariente Mario Jiménez. Muchas preguntas y pocas respuestas. De la nada al todo sin preaviso.

 

Los oscurantismos, el nadar entre dos aguas sin mojarse la ropa y comportamientos de índole ambigua por naturaleza, describen a las personas. Las retratan. Lo que hace cuatro años era una necesidad organizativa indispensable para la Diputación, se transforma mañana en la búsqueda de un ahorro esencial. Cómo le ponemos al niño. El gran egabrense Juan Valera escribió aquello de que quien no te conozca que te compre. Pues eso.

 

La crisis opera milagros en el ingenio de los necesitados. Ser ingenioso no es sinónimo de ser un genio. Ni siquiera de considerarse eugenio. El ingenio es chispa, maña, ardid, artificio. El genio es capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas admirables. El eugenio es el bien nacido. Aquello de agradecido. No sé si me entienden o me explico.

 

Así que ya está bien de dispendios y de mentiras. A organizar bien. A administrar con pulcritud y eficacia. A supervisar con la diligencia de los buenos padres, y madres, de familia. Que ya es hora.

 

Un saludo.

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