CREO QUE LE GUSTA
El señor Jiménez, inconmensurable don Mario, tiene un gran sentido del titular periodístico. Le gusta el protagonismo más que la baba a un caracol. El hombre se aplica en el bachillerato de la imagen por más que suspende los temas de contenido humanístico y científico. Hay que reconocer en el moguereño su afición por los vericuetos del embuste. En esa función se muestra perito y suple su exiguo currículum profesional con el insulto más soez a los que se oponen a la política de su partido.
De oca a oca y tira porque le toca. Era el turno de Almonte. En el feudo que ahora rige el PP, don Mario ha apostado por un Gobierno que conozca la realidad de su tierra y que apueste por el bienestar de los ciudadanos. Menos mal que apuesta. Que si no llegara a hacerlo, tendría que hacérselo ver. Si en treinta años de parranda, el partido de don Mario no ha conocido la realidad andaluza, es que las juergas le han dañado el cerebro democrático. Y si, en cambio, ha llegado a enterarse de lo que pasa entre sus paisanos, entonces habría que conducir esposado al irresponsable gubernamental que ha conducido a este desastre del paro, del enchufismo y de la corrupción. Hiere leer y/o escuchar al portacoz psoecialista en la sede de la democracia de Andalucía, que la Junta persigue el bienestar de los ciudadanos. A no ser, claro está, que se refiera a los miles de colegas de don Chaveone, don Griñaciano y otros amantes del buen yantar.
El penoso dirigente del Psoe andaluz vende aire. Lo peor es que se trata de aire saturado de polución. Antes de ser condenado a los corrales de la oposición, el lamentable político acusa al PP de recortar derechos y de privar a los jóvenes de un futuro prometedor. En una región con un cincuenta por ciento de desempleo juvenil, el adalid de la mentira pone el ventilador de la escoria frente al que ha de venir a poner un poco de cordura.
Nada dice, sin embargo, el impenetrable rostro sobre la ristra de problemas que corroen el alma de nuestra sociedad. Sobre los desmanes de su correligionario Francisco Javier Guerrero, ni mú. Sobre el chófer del ínclito exdirector general de empleo, mudez sobrevenida. Acerca de los casos de enchufismo generalizado perpetrado desde el Gobierno de Griñán, se basta y sobra para ofender a los agraviados funcionarios de oposición. Menos mal que estos empleados públicos están echando calzones a la protesta y bemoles a sus acciones judiciales.
Aparte de por la vía contenciosa, el Sindicato Andaluz de Funcionarios de la Junta de Andalucía ha abierto el melón de lo penal. Un juzgado de instrucción sevillano ha admitido a trámite una denuncia contra un alto cargo de la Agencia Amaya por un presunto delito de usurpación de funciones. Don Mario, a lo suyo. Es que ni una réplica. Ni un desmentido. Ni una explicación. Para qué. Podría argüir que carece de sentido, que el denunciado forma parte del personal al servicio de la Junta, que goza de fe pública y de presunción de certeza. Silencio, se rueda. En la película de miedo, ese diálogo no está en el guión. Todo propende hacia la descalificación injuriosa y calumniosa del PP.
De nuevo, el clásico. Ande Mario caliente y critíquele la gente. Que se pierden las elecciones, se dirá el inepto político, que me quede con el escaño parlamentario. Cuatro años más asegurados. A seguir chupando del bote. Los andaluces, los pobres, que se fastidien. Ya culparán de todo a Arenas. Cuestión de consignas paralelas. El problema, no medido debidamente, es quién va a financiar a los medios que viven a cuenta del poder sociata. Y si no hay financiación, qué panfletos podrán difundir.
Mario, Mario. Creo que a Vd. le gusta el veneno. Si no, cómo es posible destilar tanto odio. Mario.
Un saludo.
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