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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DE ROMPE Y RASGA

La expresión que da título al presente artículo se suele utilizar para designar a mujeres de físico imponente. Créanme que no es mi intención aludir al aspecto físico de las señoras a las que me dirijo. En absoluto. Me refiero en exclusiva a la capacidad de ambas exministras psoecialistas por romper y rasgar. Romper en lo que respecta a quebrar y despedazar las arcas públicas. Rasgar en lo que concierne a desgarrar y hender la economía del país. Ya verán, entre tantas razones no expresas, por qué lo digo.

Doña Trinidad Jiménez, Ministra de Asuntos Exteriores porque así le salió del dedo nombrador al señor Zapatero, constituye uno de los modelos a no seguir en asuntos de diplomacia internacional. Una cosa hiriente lo de esta excelsa mujer. A falta de gastos miles durante su nefasto mandato, la dama no ha tenido ocurrencia más trituradora que, estando en funciones, adjudicar más de diez mil millones de pesetas, diez mil millones, para proyectos de interés ¿social? Me niego a referir el destino de algunas de estas subvenciones otorgadas por tan egregia fémina, por más que la lectura de las mismas llenarían de satisfacción a mi buen amigo Paco Morán. Diez mil millones de pesetas repartidas en el extranjero porque aquí en España no hay necesidades, el trabajo sobra y la prosperidad invade todos y cada uno de los hogares españoles. Una cosa indigerible por lo vergonzante. Antes de que me echen, se habrá dicho la sobrina de Villarejo, limpio la caja de caudales. Que se fastidien los de Rajoy.

Por su parte, doña Cristina Garmendía, exministra de Ciencia e Innovación con ZP, con quién si no, ha puesto su granito de arena al Kilimanjaro de la corrupción nacionalsocialista. Años atrás, la señora Garmendia fichó como alto cargo a un señor que, con anterioridad, había sido señalado (sic) por desviar dinero público. Una de las primeras decisiones del nuevo fichaje fue contratar con una empresa que, ¡oh, dioses del averno!, había sido fundada por su espectacular y querida esposa. La cantidad abonada era más modesta. Alrededor de sesenta millones de pelas. La actividad en el ramo de la ciencia y de la innovación apenas ha tenido repercusión en la vida social y económica de España. Eso está claro. Pero... ¡y el dineral que se ha embolsado la señora unida por la afectio maritalis al secretario general de ese ministerio! Beneficiar a la familia se llama eso, se disculpa señá Cristina. Familia que se enriquece unida, permanece junta. Si es que de cristianos se pasan.

El tercer “pieza” de los rompe y rasga, dentro de los más modositos del gabinete de Zapatero, es el señor Sebatián. Menudo el caballero. En noviembre, apenas cuatro días antes de las elecciones que hundieron al desgobierno del leonés errante en la miseria de la derrota electoral, el ministro de Industria (de pitiminí) y Energía (bien flaca) rubricó un contrato de casi quinientos millones de pesetas con un despacho de abogados de asesoramiento a la Abogacía del Estado. A los abogados del Estado, ni más ni menos. Trescientos euros, más IVA, cuesta, por hora, al contribuyente la supuesta ignorancia en materia de energía fotovoltaica de profesionales tan expertos como nuestros abogados del Estado. Con este precio, las minutas de Del Nido se quedan en juego de juristas de segunda clase. Claro. Clarísimo.

Tres dirigentes ineptos de rompe y rasga. Doña Trinidad. Doña Cristina. Don Miguel. Mientras los españoles se aprietan el cinturón y las empresas se apelotonan en las oficinas de Empleo, en tanto el número de parados acrece a medida que la recesión avanza, los señoritos y señoritas del (des)Gobierno zapateril compiten por llevarse la Gran Cruz del Despilfarro en su categoría de tierra quemada. Los angelitos. De rompeempleos y de rasgamorales. A ver si se atragantan con los provechos del banquete.

Un saludo.

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