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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA NUBE Y EL VIENTO

De vientos y de nubes. Vendavales y brumas. No acaba de hacer las maletas y el hombre quiere sentir sobre sus hombros el armiño del poder. Si no de una cosa, de otra. Lo importante es ser alguien. En casa lo tiene difícil. En ella, el viento no es propietario ni la soledad de la derrota te permite vigilar el paso de las nubes. La soberbia se traviste de humildad pero el calor de la primera acaba desvelando la falsedad de la segunda. Cuestión de tiempo.

 

Lo cierto es que el expresidente del Gobierno se aburre. Los focos le han abandonado. La jubilación precipitada suele sentar mal a quienes tienen la cabeza a pájaros. Los que reciben el premio euromillones de su vida ansían volver, como el criminal que vuelve al escenario de su fechoría, al festival de la propaganda de los telediarios del régimen. Don José Luis, antes ZP y mucho tiempo atrás, el hijo de su padre, necesita tablas. Las bambalinas son indigestas para los que se han hartado de poder. Cuesta asumir la jubilación a las personas que, a lo largo de su vida laboral, desempeñaron un carguito de mando/mango. Desposeídos del poder, se mueven como los sargentos chusqueros de los años setenta. En el cuartel y con uniforme se creían dioses. En la vida civil, se difuminaban en la muchedumbre más vulgar.

 

Así que ZP ha manifestado su querencia a las partidas de mus y de dominó. Ya le ha dicho al Jefe del casino que, ya, cuanto antes, quiere ingresar. Que está solo, triste y no sabe qué hacer, mano sobre mano, todo el santo día. Que eso del vapor de agua de la atmósfera es un concepto demasiado onírico. Un paseíto de vez en cuando por la capital hasta el antiguo Palacio del duque de Uceda, en plena calle Mayor, reconforta. Mi chófer me lleva y me trae. Me trae y me lleva.

 

Nato. ZP es consejero nato. En Andalucía dirían que de nativitate o de capirote. Pero bueno, lo de nato vale, sobre todo a quien tanto luchó en favor de los nonatos. Interesa, eso sí, que no opine mucho y que, si lo hace, se le exija fundamento. Como presidente fue un desastre en tantas cosas. Alteró la armonía del sistema en vez de consolidarla. Introdujo la arbitrariedad en la técnica normativa y los conflictos entre altos tribunales se dispararon. La buena praxis de la Administración fue interpretada a lo chiquilicuatre. La conflictividad ciudadana se encaramó a la azotea de la sana convivencia. Un modelo.

 

Pues nada, ahora al Consejo de Estado. De por vida. Los hay con cara. Frente a la pensión ridícula de millones de pensionistas, el jubileta de lujo se embolsa alrededor de veinticinco millones de pesetas cada año. Rostro pálido. Privilegios a gogó. Va a marcar una época. La democracia a.ZP y la democracia d.ZP.

 

En el viejo Madrid de los Austrias, Zapatero ha puesto el chiringuito. Con él y la señora De la Vega, los españoles podemos estar tranquilos. Las consultas a tan alta institución pasarán por el tamiz de estos (in)dignatarios. Lo que espero del sobrio juicio de Rajoy y de sus ministros es que evite el conducto del artículo 2 de la ley orgánica 3/1980. Ni un dictamen. Pedirle a ZP un dictamen sería un suicidio. En cuanto a los ciudadanos, si tienen interés por consultar algo, acudan al dueño del quiosco más próximo. No demos cancha a este señor. Confunde un apretón de manos con una dación en pago. Menuda hipoteca nos ha dejado el ilustre y esclarecido varón.

 

Un saludo.

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