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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA MANTA

Una buena manta todo lo tapa. Durante un tiempo. Hasta que el grosor de lo escondido comienza a escamar. O cuando la pituitaria husmea olores poco gratos. O cuando la abundancia de abrigos levanta fundadas sospechas. O cuando los mantas de la ocultación se lían la manta a la cabeza y cometen errores a manta. La manta de palos que les espera. En esos extremos de prepotencia e impunidad, alguien comienza a tirar de la manta. La manta.

La manta de golfos que manipula el gobierno andaluz ha nombrado a dedo a una manta de amigos, familiares y enchufados de estirpe ideológica. Los más mantas. A mantazo limpio. A manotazo sucio. La tropa de Griñán necesita hormigas soldado dóciles para taponar los agujeros del queso roído por las ratas. Después de los latigazos morales del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el Supremo ha aumentado el sonrojo. Más de un centenar de altos cargos de la Junta han sido anulados. Los magistrados han entendido que el sistema de libre designación debe ser excepcional y motivado, a fin de no apartarse del camino que señala la ley. En este caso, los abogados de la Junta no podrán recurrir la sentencia porque es tan firme como dura la cara de sus patronos. De risa lo que a esta estirpe de mangones les importa la ley o la justicia. De risa y de llanto.

El enchufe es la conexión de la manta a la electricidad. A veces, la manta da calambres y en ocasiones, el susto es bastante mayor. Nadie crea, sin embargo, que las condenas variarán los sentimientos y que la contrición hará acto de presencia. El nepotismo y el favoritismo forman parte de la identidad más ancestral de las bandas mafiosas. Los padrinos son muchos y los sicarios, multitud de arrastrados.

El Titanic de la corrupción no soporta el peso de tantas mantas ni el lastre de mantas tan malos. Por mucho que Griñán arengue a su ejército de chupaores para contener la ola conservadora, su discurso caerá en el barrizal de su saliva inútil. Ni el mitin de Felipe y Alfonso revolverá la decisión de millones de agraviados y vilipendiados por las hordas del huno RubalcAtila. No hay encuestas remontables a estas alturas del curso electoral. Salvo que el chispazo intencionado en la manta gigante que cubre la piel de toro, prenda fuego en cortinas, muebles y demás enseres combustibles. Una catástrofe salvaría al terrorista del ostracismo que le aguarda.

La manta se cierne sobre millones de cabezas. Si no pueden tapar, asfixiarán. En caso de varapalo judicial, a iniciar de nuevo el procedimiento. No cejarán en su intento malvado de convertir el vergel en un baldío. Amenazan con recortes y tijeras cuando ellos podan con hachas y motosierras. Coaccionan a la ciudadanía con mensajes de una prosperidad imposible. Son impermeables a la angustia del paro y a la cultura de la libertad. La gruesa y confortable manta que les cubre les aisla del mundo real. Desde su palacio de invierno, al calor de su lujo y de su espacio vital, miran entre sonrientes y divinos a la muchedumbre que se agolpa al fuego de las candelas combatiendo el frio inmisericorde que penetra entres sus falcas carnes.

Después, se lamentarán del estallido social. Propondrán a la derecha para ser quemada en la pira. La desvergüenza tiene género femenino. Como la Junta. La manta admite la ambigüedad. Lo que no es cuestionable es que Griñán y los suyos están consumiendo al país en la lumbre de sus chimeneas particulares de sus mansiones de señoritos.

Destapemos la manta. Antes y después. De seguir gobernando estos impresentables, no quedará ladrillo sobre ladrillo en el edificio institucional de Andalucía. Mantas fuera. Todos y todas. Mulillas de arrastre para los revolcados, postrados, genuflexos, envilecidos, humillados, lameculos y besapiés.


Un saludo.

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