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Francisco Velasco. Abogado e historiador

HUELGAS Y JUERGAS

La incapacidad del Gobierno para detener la hemorragia del paro ha sido, y es, manifiesta. A juzgar por las medidas emprendidas, se puede conjugar en futuro sin miedo a equivocarse. Es decir, será manifiesta.

 

Hace un año, el Fondo Monetario Internacional vaticinaba que el desempleo afectaría a cuatro millones de españoles. Erró. Nos acercamos a los cinco millones y nada induce a pensar que el vértigo vaya a desaparecer. Sangre obrera que se derrama sin que a los sindicatos se les haya caído la cara de vergüenza. Entonces, Toxo pasaba del problema y se limitaba a apuntar que Zapatero no caería en la trampa de los empresarios y que, de flexibilizar el despido, nada de nada. El diario amigo, El País, tampoco tuvo complejo en señalar la anorexia económica de España y la ineptitud del Consejo de Ministros.

 

El tirón de orejas ha dolido al Presidente narciso. Más por narciso que por presidente. Por vía del decretazo, recorta derechos sociales a millones de empleados públicos y de pensionistas. Él, el sumo sacerdote de la iglesia roja del talante. Pues sí, él. No basta, le amenaza Merkel. Más, mucho más, le exigen los amos del cotarro europeísta. Reforma laboral que flexibilice el mercado laboral, de forma urgente. Amén. A gusto de los sindicatos, ni se te ocurra. A satisfacción de los empresarios, no se atreve. Al dictado de Europa. No le queda otra. Dónde quedó la soberanía de España con tan petimetre personaje. El prolongado romance con Toxo y Méndez ha terminado mal. Se están devolviendo las cartas de amor eterno. Las subvenciones millonarias, no. El dinero, no. Lo que se da, no se quita, Rita, Rita.

 

El ataque de cuernos puede costarle caro al zangolotino gobernante. Tantos bandazos, tanta insulsa palabrería. Pues ahora, te vas a enterar. Te vamos a hacer una huelga general de dos pares. Está bien que engañes al país en pleno, pero a nosotros, que hemos dado la cara (dura) por ti, no. Eso sí que no. Huelga general, ya. Cuándo. Mañana te lo diré. Acaso en octubre. De este año o del siguiente. A determinar quién gana las elecciones.

 

¿Es la huelga general la solución? Si su convocatoria tiene como objetivo hacer llegar a Zapatero el descontento de la población, me parece absurdo porque el Jefe del PSOE no es que no se haya enterado, es que tampoco se sentirá aludido por ingente que fuere el número de huelguistas. ZP ignora lo que le desagrada. Si con la huelga se pretende advertir al Gobierno que las medidas tomadas sólo benefician a los banqueros, pero no al pueblo, saldrá a la palestra la señora De la Vega, para rematar una faena de aliño con el estoque de atribuir a Aznar la causa de todos los males presentes y futuros. Si la huelga tiene vocación de aldabonazo, cosa inútil ante un Ejecutivo repleto de sordos que el sordo se hacen para negar que alguna vez escucharon el clamor de los ciudadanos.


Una huelga general comporta el paro en la mayoría de los sectores productivos de una economía maltrecha. ¿Qué sector será el adelantado, el de transportes, el de alimentación, el sanitario, el educativo...? ¿Qué credibilidad merecería una convocatoria propiciada por UGT y CC.OO. cuyos líderes han dado muestras cumplidas de su zapaterismo extremo? ¿Acaso pretenden añadirse a los artistas de la "ceja" en su función simuladora y/o encubridora para seguir chupando del bote a manos llenas?

 

Que la huelga es un derecho constitucional fundamental amparado en el artículo 28 de nuestra Carta Magna, no se duda. Lo que este articulista pone en solfa es la conveniencia de la misma, pues un parón de esta magnitud tendría consecuencias muy negativas para nuestra enfermiza industria y nuestro debilitado comercio y, en cualquier caso, la experiencia nos demuestra que la mayoría de las veces el resultado de la huelga es la nada. O peor que la nada, la negación de la esperanza a salir de esa nada.


 La solución no es la huelga. La solución es la reivindicación constante de la luz, la protesta sonora pero cívica y pacífica, la solicitud de medidas eficientes y lógicas, la exigencia de un gobierno capaz, la presentación de mociones de censura parlamentaria, la necesidad de un cambio democrático refrendado en las urnas. Sólo por esa senda se puede transitar ante un Presidente inane, vacuo, huero, vacío, inepto, inútil.  La solución es trabajar para producir y producir para crear trabajo. No tiene Zapatero la solución. No la puede tener porque Zapatero es el problema. El problema.


 Un saludo.

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