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Francisco Velasco. Abogado e historiador

HOME IS SPAIN

 

Qué trabajo cuesta. Una cosa que hace y cuatro que destroza. Se le entiende todo pero nada se comprende. La lógica huye de su verbo y de las acciones, ni una es buena. Es, señoras y señores, Zapatero. El gran disruptor. El pequeño tirano.

 

Nadie lo quiere ya. Los españoles se lo toman a chufla. Los psoecialistas lo arrinconan, junto al desván de la abuelita, para que nadie los relacione. Lo que influye. De manera negativa, claro. A este santo no se le puede pasear. Ni siquiera mantener en la peana. Ni conservar en el ángulo oscuro de la cripta. Al ático de las coronas de flores. Se avergüenzan de él quienes antes parieron al engendro político. Las risas de la alianza de incivilizados tornáronse llanto y crujir de dientes con el escudo antimisiles. Se ha colocado a la altura militar del Generalísimo Franco. Bases militares norteamericanas en Rota. Medio siglo después, los yankys vuelven gloriosos.

 

El escudo del señor Obama lo porta Zapatero. Con toda su alma blanca de ídolo de barro negro. Si no salvó a Occidente vía pacífica, logrará su propósito por el camino de las armas. Americanos go home. Home is Spain. Zp hace suyo el programa de su odiado Bush y ondea la bandera del imperio por el madrileño Paseo de la Castellana. Los agravios a Estados Unidos se han trocado en lisonjas alfombradas de guerra. La estrategia de la disuasión se ha transformado en nueva carrera de armamentos.

 

Home is Spain. Más propiamente Andalucía. Griñán anda como sonámbulo. Llora por las esquinas el desasoiego. Podía haber esperado a las elecciones autonómicas de 2012. A ver qué mentiras vendo para justificar que nuestra Comunidad es la primera en arrostrar peligros que otras rechazan. En Cataluña, ni un escudo ni una espada de madera. Los residuos atómicos para Huelva. Los misiles, a Cádiz. Eso de las bombas que tiran los fanfarrones y aquello de los tirabuzones, suena a antiguo y mordaz, pero en este caso no cuela. Mucho riesgo a cambio de nada. Por qué no en Madrid. Por qué. Salven, primero, a la capital. O a la costa mediterránea. Los andaluces ya hemos padecido lo suyo con lo ajeno. Que otros pueblos tomen el relevo.

 

El problema no es Zapatero. La solución no pasa por echar al presidente. Estriba en convertir al Psoe en una formación democrática pequeñita, muy pequeñita, incapaz, por lo reducido de su dimensión, de inflar el globo de su avaricia sin que le estalle en plena cara. Radica en votar a un nuevo gobierno que sepa, que pueda y que quiera hacer de España una nación plural y digna de respeto. Reside en llevar a cabo una política de Estado y no un batiburrillo de diecisiete taifas ambiciosos. Se halla en entender la Constitución. España no está dividida en comunidades autónomas. España se organiza en comunidades. Se organiza, que no se fractura.

 

Zapatero, el escudero, se va pero nos deja el programa de los misiles. Abandonó Irak para vergüenza cobarde de muchos. Nos envió a Afganistán en un intento de borrar aquella imagen. Por último, nos regala juguetes bélicos. Especialmente a los andaluces. A partir de ahora, cuando se diga Yankys go home, tengan en cuenta que la casa de esos estadounidenses es Andalucía, con sede en Rota. Así que ojito. Que se ha de especificar. A su casa de América. Y Zapatero, a la suya. Cuanto más lejos, mejor.

 

Un saludo.

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