DIPUTACURVAS
Bandazos. Dontancredismo que no cesa. Veletas que mueven sus flechas allá donde el viento las dirija. Cuando sopla el vendaval, ni les digo los cambios. El que ya es veleidoso, del capricho hace ley. De la inconstancia, volubilidad. De la conveniencia, sistema. El tema de las diputaciones provinciales es un recurso a exprimir en épocas de vacas flacas. La importancia de estos organismos públicos radica en que la gobernanza de los mismos corresponda al partido psoecialista. Que son ellos quienes tienen las riendas, pues nada, benditas sean estas instituciones que construyen puentes de solidaridad intermunicipales. Giraldillos airosos y banderolas festivas. Cuando el signo de las elecciones es propicio para el PP, se alzan catavientos de izquierda que reclaman un cambio sustancial en las diputaciones.
El malvado Rubalkov ya está pidiendo a gritos una revisión del papel de los entes provinciales. Incluso su desaparición. Con la Federación de municipios y provincias no se han enzarzado todavía, al menos mientras mantengan el mango de la sartén. Si lo perdieran, a sartenazos limpios con la FEMP y La FAMP. En esta oscura forma de entender la política, más cercana a una organización mafiosa que a una formación democrática, Griñán se deja caer asegurando la posibilidad de cambiar algunas de las funciones de las diputaciones. Coincidirán conmigo en que el gran hacedor de la Administración paralela más infame que vieron los siglos, es un modelo de incoherencia respecto al interés general y de coherencia suprema en lo que concierne al bienestar de su partido/banda.
Este articulista ha entrado con frecuencia en el debate sobre la desaparición de las diputaciones. En todas sus intervenciones se ha mostrado partidario de su conservación. Siempre me gustó distinguir las voces de los ecos y las coyunturas de las estructuras. En todo momento defendí a estos mal llamados ayuntamientos de ayuntamientos. No obstante, exigía que los dirigentes políticos actuaran con honradez y con eficacia. Primero, con honradez. La eficacia vendría después. Con estos dos tan sencillos pilares de gestión, las diputaciones transcenderían su actual papel de servicio a la presidencia de turno y se aposentarían en el rol auténtico de atender las necesidades de los pueblos más necesitados. ¿Verdad, Petronila?
Cómo está el país. Revuelto. La marea negra que acompaña los movimientos pendulares del Psoe amenaza con los infiernos. Ganen o pierdan las elecciones, ellos quieren mandar. Lo de las urnas es un truco manido, dicen, ideado por los liberales para proteger a los plutócratas. La defensa de los ciudadanos pasa, en exclusiva, por la orden de “ar”. Está muy bien que el 20-N vuelva a arrasar el programa del PP. Muy bien. Pero el Gobierno es una cosa seria que debe estar manejado por los amigos de los descamisados. Diputaciones, sí, pero... Elecciones, por supuesto, mas a condición de que... Estos angelitos son así y no de más carne. Mucho bolsillo para tan escaso y agujereado pantalón.
Agárrense que vienen curvas. El coche oficial va a derrapar y se va a dar un castañazo de no te menees. El “safety car” ya está presto a detener la carrera. Les importa un higo que las normas del circuito proclamen otras opciones. O ganan los del 34 o se rompe la baraja.
Son diputacurvas. Antidemócratas. Chaqueteros. Un lujo que desearíamos bien lejos.
Un saludo.
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