PETRO, NI LA RESPETA
La desprecia. A la democracia como sistema, a la ciudadanía como colectivo humano revestido de derechos y libertades. No nos respeta. Petronila nos desprecia.
Pero a ver, articulista, explíquese que las palabras pueden parecer gruesas.
Vamos a ver. El desarrollo sostenible descansa sobre tres columnas dóricas: la una es el medio ambiente; una segunda es la economía de libre mercado; la tercera está constituida por el bienestar social. Basta que falle uno de estos pilares para que toda la estructura -que debe ser sistémica, se tambalee (como una mesa de bar a la que hay que añadir cuñas de papel a fin de que las bebidas no se viertan sobre su superficie) y se derrumbe. Cualquier gestor conoce esta idea. Y si no la conoce, es que o no es gestor o es un señoritingo con tanto dinero que no muestra interés por nada de lo que le rodea.
Así, en orden al primer pilar, el medio ambiente, la presidenta de la Diputación nos deja de piedra con su actitud pública. ¿En qué sentido? En que si se opone a la construcción de la vía que comunique Huelva con Cádiz sin pasar por Sevilla (el bucle de la vergüenza) alegando defensa del espacio natural de Doñana, del mismo modo debiera rechazar el statu quo de las balsas de fosfoyesos, los residuos de Acerinox, el proyecto de oleoducto "Balboa" y, como medida más reciente, la intención del Ministerio de Fomento de construir la vía rápida (vía vallada) que enlace Sevilla con Portugal atravesando el espacio protegido de Sierra de Aracena y Picos de Aroche. ¡Pero eso supone activar la economía y crear puesto de trabajo!, braman los socialistas más sicarios, que no son sino los que se llenan la panza en nombre de los socialistas de bien. No se puede impulsar una economía que destruya el medio y así lo proclaman, lo defienden, lo difunden y lo gritan asociaciones tan diversas como Mesa de la Ría, Ecologistas en Acción, Asociación Lieva, entre otras. A título de ejemplo, la vía rápida que pretende llevar a cabo Magdalena Álvarez -sin que su correligionaria Petronila Guerrero rechiste lo más mínimo- comportaría, entre otros desmanes, la tala de miles de árboles, muchos de ellos centenarios, o la destrucción de las lievas o acequias de tradición musulmana. ¿Escucha Petronila el clamor popular para salvar el medio? En absoluto, se jacta de su poder siguiendo adelante. Lo que le interesa es el partido político que hace posible su pingüe remuneración y su excepcional poder.
Detengámonos en la columna económica. Casi cincuenta mil parados, en una población de ciento cincuenta mil personas, tiene la provincia de Huelva. Ya se sabe la inopia de la Consejería de Empleo en su función de crear puestos de trabajo, pero también ha se saberse la incuria la Diputación Provincial de Huelva en esta labor, lo que se puede ejemplificar basándonos, simplemente, en la información que nos proporciona la página web de este organismo. Si ustedes, lectores, se toman la molestia de "pinchar" en el enlace adecuado, podrán comprobar que la oferta de empleo público que hace la Diputación de Petronila se limita al período 2004-2008. Nada se dice sobre el período 2009 en adelante. Se dirá, no lo dudo, pero en fecha actual, no. Sí podrán hallar, sin embargo, dos enlaces de trabajo para el año en curso, uno en proceso y otro terminado. Respecto al programa en proceso, todo se reduce a 24 becas "Leonardo da Vinci", un puesto de dirección de taller "imágenes del tiempo" y 2 monitores. En cuanto al proceso finalizado, la promoción se limita a dos diplomaturas y a una titulación de arquitecto o ingeniero técnico. Eso es todo. A la luz de datos tan objetivos y reveladores, dónde se vislumbra el horizonte de creación de empleo, dónde se halla la sima (el fondo es tan profundo que ni se divisa) abisal que permita pensar en una cierta recuperación, dónde la confianza del inversor privado, dónde el bolsillo del consumidor,...Con estos mimbres, el canasto económico tiene tantos agujeros que lo poco que entra por arriba se pierde por los lados y por la base. En estas circunstancias, Petronila no explica, no habla, no lleva a cabo una política eficaz de creación de empleo, no genera confianza, no... No, Petronila, no. El presupuesto de su Diputación es enorme y algo debiera redundar en el impulso de la economía de la provincia de Huelva. No sea presidente de la nada.
La tercera columna, la del bienestar social, nos la describe Petronila con la esbeltez del fuste corintio y con el capitel de hojas de acanto con caulículos llamativos. O sea, adorna el pilar a sabiendas de que su diámetro se reduce y su éntasis se adelgaza peligrosamente. ¡Qué alto!, se defiende Petronila. ¡Qué escuálida!, avisan los analistas. Pero atención, señora presidente, porque cuando en una sociedad los muelles que evitan los roces de clase y las fricciones sociales, se rompen, la alteración callejera se produce antes que después. Los baches todavía se pueden salvar o sortear, pero cuando surge un socavón de este tamaño, no hay amortiguador que impida el porrazo. El socavón ya se ve, ya se siente, ya se teme. Cientos de familias acuden a los economatos de Cáritas a fin de comprar el aceite a treinta céntimos el litro o el brik de leche casi regalado. Tema el hartazgo de los ciudadanos, porque la fuerza del demos adquiere la fortaleza del tsunami. Advierta que el Estado del bienestar se puede convertir en pesebre de malestares. Sea prudente, sea sensible, sea sensata. No siga por derroteros tan ostentosos, innecesarios e inidóneos como el que ha mostrado en el palacete de la plaza de las Monjas. Despilfarro inadmisible para unas arcas que, como dirían Góngora o Quevedo, "repican". Deje su soberbia en la sombra y aparezca a la luz de la humildad, reconozca sus errores, despójese del corifeo mediático al que subvenciona con tanta generosidad como con cicatería da explicaciones a la opinión pública.
Cuando Vd. tomó posesión de su cargo como Presidente de la Diputación, debió jurar o prometer cumplir su función con lealtad. Si no sabe, dimita. Si sabe, condúzcase en aras al interés general. Gestione teniendo en cuenta los principios de eficiencia y economía, eficacia y racionalidad, transparencia y publicidad, concurrencia y objetividad. No sirva a su partido y desdeñe a la ciudadanía. De hacerlo, incurriría en deslealtad y de ésta a la traición sólo dista un pasito. Recuerde que traicionar es renegar, con dichos o con actos, un compromiso de lealtad. Respete su promesa, respete a la ciudadanía. Todos se lo agradeceremos.
Un saludo.
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