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Francisco Velasco. Abogado e historiador

NO VA MÁS

Lo mejor o lo peor que puede existir. El no va más. No empleamos el no va menos. Para lo bueno o para lo malo, el no va más. De felicidad. De desdicha. De categoría. De torpeza. Así. De amor propio. De desvergüenza.

 

En un casino, los jugadores pueden continuar apostando hasta que el croupier diga “¡No va más!” cuando la bola empieza a perder velocidad. En política, se ha instalado el “sí va más”. No importa la inercia de vuelta de la bolita. Siempre cabe otro incauto. Incluso sin movimiento, los hay que apuestan a caballo ganador. El pueblo es presa fácil de los maniobreros. La gestión gubernamental está en juego. Las trampas son las dueñas del garito de apuestas ilegales. El espectáculo no es la carrera de caballos ni de jinetes. El diario El Mundo se equivoca con el símil. Otorga calidad de honrados a una pandilla de tahúres que guardan ases bajo la enseña nacional. No. El show es mucho más vulgar y tosco. Se trata de una pelea de gallos con espolones metálicos para hacer más daño al contrincante.

 

Zapatero sigue, imperturbable, la lucha. Sonríe. Menos enemigos, piensa, a la hora de postular la sucesión. El hombre está convencido de que su estrella se mantiene en lo alto. Pensaba el tonto, pensaba, que ellos por él se morían. No se daba cuenta, petulante, de que le estaban entreteniendo mientras el otro volvía. Alguna vez me he referido a la sociopatía política. Ratifico la expresión. El padecimiento de este Gobierno no tiene cura. Salvo que, camisa de fuerza en ristre, sea desalojado del poder. No es posible degeneración mayor. Ni la más feroz dictadura. La cúpula psoecialista ha hecho de la democracia una piltrafa.

 

El estado democrático está apuntalado. La Iglesia vuelve a sufrir los embates del ateísmo más asesino. El problema social tiene tantas incógnitas que no se contempla despejarlas todas al mismo tiempo. El babel cultural aleja en vez de aproximar. Los ladrones ocupan comisarías. Los iletrados alcanzan las cátedras. Reos hay que condicionan las resoluciones de los jueces. Las mafias muestran el entorchado del olimpismo. La droga es el maná de nuestros días. El trabajo toma las de Villadiego. Los autores de la ruina se jactan de gestores eficientes. Y mientras, la miseria invade las ciudades y los ayuntamientos se hunden en la herencia de una deuda insoportable.

 

No va más. Viramos hacia un rumbo imposible. Los delitos se rebajan a categoría de estado de necesidad. El bien hacer se considera altivez y desprecio para con la igualdad. Los generales se reparten los jirones del territorio. Los terroristas controlan el espacio y el tiempo. Sortu y Bildu. Batasuna y ETA. Ellos tienen la sartén por el mango. El caos está omnipresente. Tanto destrozo en tan poco tiempo. Periodistas comprados cantan, en el patio de butacas de las televisiones, las grandezas de quienes, sutilmente, untan sus bolsillos. La crispación es la antesala de la violencia verbal y ésta precede al porrazo, al machete y al fuego.

 

No va más. Se proscribe la ruleta. Se ha de cerrar el casino. El virus infesto de la perversión abraza mortalmente a quienes lo tocan. Las elecciones municipales aliviarán la dolencia. Sin embargo, el mal está demasiado arraigado. Toca cirugía. Democrática. Autonómica. General. Para ayer. Mañana será demasiado tarde. Porque...no va más. No jueguen.

 

Un saludo.

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