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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ELECCIONES Y LECCIONES

  Mejor. Lecciones y elecciones. El descontento con el Gobierno se generaliza. No conoce geografía. En Orense y Almería. Desde Girona a Badajoz. Ni sus propios militantes suscriben la política del Gobierno socialista. ¿Qué está pasando?


  A Zapatero, lo mismo que a Felipe. Creían morir de éxito. Confundieron la imagen con la realidad. Ideología. Mucha ideología. Detrás, poco. Como los actores de un culebrón venezolano, los dos dirigentes del PSOE ponían carisma televisivo en vez de trabajo a conciencia. El éxito les duró lo que a Obama el mito. Cuestión de meses.


  Ideología como opio del pueblo. Me refería uno de mis hijos que un conocido dirigente “psoecialista” (el socialismo es otra cosa más seria) lamentaba que no compartiéramos ideas políticas. Me limité a sonreir y a precisar las palabras a mi hijo dirigidas. Se comparten ideas cuando ambos interlocutores poseen ideas. El señor que espeta semejante sandez, carece de ideas, hijo, maticé. Si alguna vez las tuvo, en el arcón de las reliquias quedaron. Hoy se limita a obedecer consignas. Consignas, no ideas. De la capacidad de cumplimiento de los obligados eslóganes, depende su continuidad en el cargo que le permite casa oficial, coche con chófer, dietas importantes y otras prebendas. Tu padre, hijo, sigue defendiendo ideas. Por eso, vive de su sueldo. Sólo de su salario profesional. Nada debe a nadie y a nadie se supedita.


  La gente del PSOE actúa como el maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela. Miren a Pepe Blanco o a José Montilla. No tienen qué decir y aluden a la ideología como salvavidas de sus ineptitudes y de sus inutilidades. Oigan a Leire. No, mejor no pierdan el tiempo.


  El aborto como derecho, afirma Aído. La retirada de los crucifijos, como obligación constitucional, sostiene Gabilondo. La negociación con ETA como valor político, defiende Alonso. El desprecio a la autoridad de los profesores, necesaria para defender los derechos de los alumnos, asegura Caamaño. La subida de los impuestos, amparo a los más pobres, proclama Salgado. El aumento del paro, preocupación por los subsidios y las prestaciones. El envío de tropas a Afganistán, respeto a la legalidad internacional. La recesión, muestra inequívoca de la solvencia económica de España. Todo eso revela el peso de la ideología, corean los ministros de cuota. Ideología, la llaman.


  No es ideología, señores. No es ideología. Es incapacidad. Es falsedad sobre mentira. El aborto es muerte del débil. El crucifijo, persecución de Diocleciano Zapatero. ETA, refugio de terroristas y de políticos sin honra. Profesorado, víctima de la demagogia más infesta. Impuestos, losa que aprisiona al trabajador. Paro, insufrible tortura del desempleado. Afganistán, cinismo sin límite. Recesión, resultado de la “ideología psoecialista”. Los paganos, los españoles. Los verdugos, los gobernantes de la ideología mendaz. O de la mentirosa ideología. Al pan, pan.


Si no recitan esa lección, los seguidores -¿o son secuaces?- de Zapatero deben irse. Con su ideología de opereta bufa a cuestas. A la calle. Lejos. Bien lejos. Por las buenas. Sin violencia. Sin insultos. Sin descortesía. Por la vía del diálogo constitucional. Por el camino que marca la ley. Por la senda de la democracia más transparente. Por la libertad de las urnas. Por la palabra del pueblo. Al pueblo lo que del pueblo es. He ahí la ideología. He ahí la ley. Esa lección exige elección. Elecciones.

Un saludo

 

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