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Francisco Velasco. Abogado e historiador

BERLUSCONIS ANDALUCES

 

 Una sentencia del Tribunal Supremo pone de manifiesto el alcance del delito del artículo 410 del Código Penal. Señala su elemento objetivo: la negativa “abierta” de las autoridades o funcionarios públicos a dar el debido cumplimiento a resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la autoridad superior, dictadas dentro del ámbito de su respectiva competencia y revestidas de las formalidades legales. Del mismo modo, precisa su elemento subjetivo: la intencionalidad o dolo. Desobediencia. Infracción de mera actividad. O de inactividad. No comporta la producción de un resultado material. Basta la mera omisión o pasividad propia de quien se niegue a ejecutar una orden legítima. La introducción del adjetivo especificativo “abierta” excluye la comisión culposa. O sea, el delito sólo admite la dolosa. Se destierra, en consecuencia, el error o la mala inteligencia. Voluntad rebelde. Cierto es que el propio código matiza cuando exime de criminalidad al funcionario que rechace un mandato que infrinja claramente un precepto legal.  He ahí la madre del cordero.

 

Mar Moreno es, por si no conocen a la egregia dama, consejera de Presidencia de la Junta. La ilustre señora, del Psoe por supuesto, nos asombra a todos con su argumentario. Digna de estudio esta gobernanta, con perdón. A la altura de Mario Jiménez, de Antonio Fernández, de Rivas, de Guerrero y de otros esclarecidos miembros de la Junta de Andalucía. Qué imagen. Como la de Berlusconi. Pues he aquí que doña Mar ha instrumentado como alegato de presunta infracción al padre del borrego. Nada menos que el carácter reservado de los documentos que se presenten al Consejo de Gobierno. Así lo dice la Ley del propio Gobierno. Faltara más. La señora Moreno, consejera de Presidencia, no lo olviden, desobedece a la señora Juez a sabiendas de que el secreto afecta a lo que se hable durante el Consejo, pero no a las decisiones que el Consejo adopte. Da igual. Obstruye, que algo queda. Dilata, que la vida es corta. Mutila, que el saber ocupa demasiado lugar. Encubre, que la verdad espeluzna. El asunto ERE remueve lo más hondo de la maldad de un cargo público. Gente del Psoe se enriquece a costa del pueblo desdichado.

 

Mientras, Aguayo, consejera de Economía, se presta a la función de parapeto del amo Griñán. Entre ella y Moreno, se pasan por el olor a azahar los informes del Interventor. En tanto, Mario Jiménez olisquea entre la podredumbre a fin de acumular pestilencias en torno a la comunidad toda. Mar de detritus, ganancia de guarros. El señor Mario Jiménez, tan moguereño como Juan Ramón y tan poeta como don Silvio, justifica el rechazo a un Pleno extraordinario sobre los expedientes de regulación de “quiéncobrapaga”. “Quepaqué”, se cuestiona él solito. Más de 150.000 folios le hemos mandado a la Juez. Y quiere más. La ganga. La Junta remite la ganga. Ciento cincuenta mil kilos de ganga inútil. Un Mitad del cuarto de mena. Así se hacen las estadísticas. La mena se queda en el secreto de sumario del Consejo de (des)Gobierno. Mario Jiménez, que me recuerda a Silvio, deja la mena a buen recaudo. No sea que el hierro se lleve por delante alguna cara dura. Las actas son la mena. Los EREs, la dinamita. Alguno podría dar con sus huesos en la cárcel. Antes que la juez entre en la mina, se llama a un Trashorras cualquiera y que todo salte por los aires.

 

Berlusconi ha acabado compareciendo ante la Justicia de su país. Uno se congratula de que “il cavalieri” se doblegue ante el poder judicial. Con esto de la desobediencia calculada a la Juez Alaya, siento vergüenza ajena. Vergüenza berlusconiana. No se puede ser tan retorcido. La Junta lo es. Alegar conflicto de  jurisdicción cuando no es sino desobediencia a la justicia y obstrucción a los procedimientos, así lo indica. Retorcidos y hasta prevaricadores se antojan. No más Berlusconis. No.

 

Un saludo.

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