RENTA INDISPONIBLE
La familia no atraviesa su mejor momento. No ya por la sangría jurídica que padece. Ni por la volatilidad de los valores propios. A causa del quebranto económico creciente. La renta, en cuanto a desazón de la salud, más que indispuesta está bastante enferma. La patología de la indisposición se agrava en el mal de la indisponibilidad. El caudal de ingresos de una familia es la renta. Descontados los gastos habituales de luz, agua, hipoteca, calzado, vestidos, impuestos, la renta disponible merma por días. Cuando la familia tiene a todos sus miembros en paro, ni renta ni disponible. Puro espectro que se alimenta del subsidio y se conforma en la pobreza.
El índice de precios al consumo se ha elevado hasta la cercanía del 4%. Lo cual quiere decir que la renta de la que dispone cualquier familia española ha descendido un 4%. El salario se queda en su nivel y los precios suben. Escenario ideal para desatar la alarma social. Detrás del incremento, los carburantes, los alimentos y las bebidas no alcohólicas. El precio del petróleo va a tirar del consumo hacia la estratosfera. No hay vuelta de hoja. Conforme la OPEP controle la producción del oro negro, el barril se pagará a precio de platino. La dependencia de esta fuente energética no permite otra salida que la adicción o la parálisis.
En la España zapateril de los cinco millones de parados y de los cientos de miles de corruptos, la inflación agrega un componente crítico al problema. En ese instante, se habrá aposentado el fenómeno de la estanflación. Precios arriba y empleo abajo. El colmo de las desdichas no es, pues, el paro. Es la estanflación. Es su concurrencia en el seno de una sociedad empobrecida que está en manos de un Gobierno incapaz y golfo. La renta disponible ha dejado paso a ingreso desarreglado. Cuando el dinero entra, se come y, en su ausencia, se limosnea o se acude al auxilio social o al hurto o al robo o a... Demasiado para el cuerpo el perder el empleo y sufrir el atropello de los impuestos y de los precios. Insoportable.
El Gobierno golfo carece de argumentos para explicar su política de zangolotinos. Días atrás, polemizaba artificialmente con el humo del tabaquismo. Es el turno, ahora, de rebajar diez kilómetros el límite de velocidad. Se inventa lo que sea con tal de tener entretenido al personal en bagatelas y abalorios, mientras se tapa el collar de perlas del desempleo y la sospecha de una más que probable falta de suministro. La economía, lejos de crecer una migaja, se precipita hacia el abismo. Zapatero combate la rebelión de los indicadores económicos con botes de humo y pelotazos de goma. Pronto, con metralletas y cierre de medios de comunicación.
Inflación, tipos de interés y tasa de paro, cual cohetes. La política fiscal expansiva empeora, además, las finanzas del Estado y desalienta a la inversión. Es de libro. El Catón de la economía es bien explícito: con estos ingredientes, no cabe consumo. Entonces, para qué la creación de empresas y, sobre todo, la competitividad de las mismas. En este punto, la devaluación de la moneda no es factible. La Europa del euro no admite jugar con la peseta. La España del zapaterismo no tiene a su alcance la firma de más Pacto de la Moncloa que la rendición monclovita a los intereses de Ferraz. Ni se flexibiliza el mercado laboral, ni se vislumbra solución creíble a los salarios o a las pensiones. A todo esto, el tremendo desequilibrio de la balanza de pagos.
El desprecio a Gadafi no significa repulsa a los actos del dictador al que ayer se rendía pleitesía. Ni que se lo piensen. La revolución libia se arreglará como sea pues, al igual que en Irak, el encarecimiento de los carburantes da alas a los ideólogos de Groucho Marx: si no les conviene esta ideología, tienen otras. Cualquier cosa, menos confesar la propia indecencia e indignidad. Es el aura que nos va a legar ZP, el psoe y la pandilla/secta. Y no hay posibilidad de a beneficio de inventario. Te tienes que comer la herencia envenenada.
Un saludo.
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