YO COHECHO, TÚ CONDONAS
Diversos medios se han hecho eco del informe del Tribunal de Cuentas sobre la financiación de los partidos políticos. -Pedazo de tocho, me apunta un lector. -Insufrible lectura, agrega otro. Poco a poco. A veces, las mejores entregas literarias se hallan en los lotes olvidados de libros de antiguo. Poco a poco.
El Tribunal de Cuentas tiene una función técnica fiscalizadora. -Explíquese, articulista. Bien claro está: debe comprobar si el sector público cumple los principios de legalidad, eficiencia y economía en su actividad económica y financiera. Posteriormente, desarrollará otra función, la jurisdiccional. -¿Y? Pues que debe enjuiciar la responsabilidad contable de quienes manejan los fondos públicos. -O.K., y ¿dónde radica el interés de la noticia? Muy sencillo. Una vez más, este organismo constitucional deja entrever la posible condonación de una deuda al Partido Socialista por parte de algunos de sus acreedores bancarios. -¿Cómo se va a condonar una deuda a un partido si la banca persigue a los ciudadanos morosos hasta la extenuación? -Hombre de Dios, no se asombre, que el desconocimiento de un hecho no implica su inexistencia. Es justo eso lo que persiguen algunos grupos de poder: que se desconozca lo que existe a fin de que no se localice el foco de pestilencia.
La condonación de una deuda a un partido político tiene visos de delito. El cohecho pasa por un pasillo similar. Por ahí anda la cosa, amigo, por esos derroteros. En ese terreno, el partido de Felipe y de Zapatero tiene un dilatado recorrido. No es la primera vez y ojalá que sea la última. La financiación irregular de los partidos se halla en la base de esta práctica corrupta. La falta de transparencia del PSOE choca, una vez más, con su eslogan de cien años de honradez. Qué trabajo le cuesta disipar las dudas que suscita si nada teme.
Declaraba Aznar en reciente entrevista televisiva que, durante su mandato, no hubo "gales" ni "faisanes". No ha expresado que nadie podrá probar que se llevaron a cabo acciones tan ilegales como macabras. No. Lo que asevera es que no se llevaron a cabo. Por lo que, de presentarse pruebas, serían falsas. No se puede probar lo que no es. Aznar da la cara, aunque se la partan. Zapatero calla y si bien no otorga, tampoco desmiente. Es la confrontación entre talento y talante, entre esencia y apariencia, entre lo cristalino y lo opaco, entre la verdad desnuda y la mentira disfrazada.
Si un Banco ha dispensado, eximido, indultado, perdonado o conmutado una deuda de, al parecer, 33 millones de euros (más de cinco mil millones de pesetas), no lo hace por amor al arte. No, no. Si un grupo político se deja dispensar, eximir, indultar, perdonar o conmutar una deuda de este carácter, puede estar sobornado, comprado o untado o corrupto. No cabe otra posibilidad. El río suena. Otra cosa es que el sonido tenga las reverberaciones metálicas del dinero negro.
Conjuguemos, en cualquier caso, el verbo que nos acaba de despertar el Tribunal de Cuentas: yo condono, tú cohechas, él calla, nosotros tapamos, vosotros no miráis, ellos se forran. Ellos son los que condonan y cohechan. Los ciudadanos, los que pagamos. Cómo no. Como siempre.
Un saludo.
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