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Francisco Velasco. Abogado e historiador

UPYD: EL MISTERIO

 

 Va para dos años. El Mundo Huelva Noticias había convocado a Rosa Díez para pronunciar una conferencia en la Casa Colón. Se trataba de uno de los oradores estrellas entre los excelentes charlistas que el periódico de Rafael Unquiles nos ofrecía a los onubenses. Lleno casi absoluto. Apoteosis final de la señora Díez. La sala, puesta en pie, la ovacionó con largueza. Entre todos los asistentes, conocí a uno, sentado en segunda fila de butacas, distante apenas tres metros de la dicente, que ni se movió del asiento ni siquiera aplaudió. Al término, algunos de quienes le acompañaban al acto, le cuestionaron su actitud. Toda su vida ha sido del Psoe y, como consejera del lehendakari Ardantza, más de una vez cerró los ojos ante la presión abertzale, respondió nuestro desconocido amigo. No se fiaba de la marca Psoe. Está impresa, a fuego, en los modos y fundamentos de los que en esa organización han militado.

 

La portavoz/portadora de Unión, Progreso y Democracia sabe cómo llegar. Dotada de un verbo grato y de un mensaje adecuado, Rosa reivindica la unidad de España y culpa a ZP, "señor de las mercedes", de que no pocos de los males de nuestro país se deben a la fragmentadora política territorial que él lidera. Le acusa de gobernar un país más injusto, menos cohesionado y menos igualitario. El discurso marca la estrategia de una mujer que, día a día, va ganando autoridad porque sabe conjugar el verbo progresar de manera simultánea al infinitivo conservar, sin que ambos conceptos puedan entenderse contradictorios ni, mucho menos, excluyentes. Rosa Díez pone de relieve cómo el Ejecutivo es una informe mezcolanza de "puro voluntarismo y de retórica hueca". Tira a la alcantarilla el falso talante del Jefe del que fuera su partido.

 

Doña Rosa dice lo que la mayoría de los españoles quiere oir acerca de la unidad del Estado español. Reprocha a Zapatero y a su Ejecutivo su política de rendición. Sin embargo, jamás escuché de sus labios crítica alguna ni a Felipe, el señor del Gal, ni al propio partido, el Psoe. Las acusaciones se ciernen sobre Zapatero. Podríase pensar que, en realidad, pretende establecer la marca españolista de un psoecialismo que se ahorca él solito en Euskadi, Cataluña y otros. Señala diferencias respecto al Gobierno pero no muestra las discrepancias entre sus formaciones.

 

A pesar de este análisis, uno quiso creer en la verdadera intención política de Rosa Díez. Es más: el conocimiento de sus líderes en Huelva contribuyó a ahuyentar dudas y a disipar sospechas. Fernando Infante y Ramón López aparecían en la escena política con un bagaje de honradez y de transparencia, poco usuales en este mundillo singular de la partitocracia. A partir de la jugarreta a estos dos magníficos dirigentes, el componente de reciente confianza trocóse desengaño pretérito. El estilo Psoe volvía a la escena y el presunto fraude planeaba, cual buitre hambriento, sobre la pieza joven y pujante que se vaticinaba. Descabalgados los líderes locales, UpyD Huelva se diluye en la líder vasca. Demasiado protagonismo para un demócrata. El culto al líder invoca recuerdos totalitarios de ideologías de signos extremos.

 

No obstante lo cual, sigo defendiendo la tesis nacional -que no nacionalista- de Rosa Díez. Me complace, incluso, su instancia al Ejecutivo -no al Partido, reitero, que lo sustenta y dirige- para que promulgue su estrategia de seguridad citando expresamente a Ceuta y Melilla. Me gratifica que aluda al Tratado de la OTAN en caso de agresión armada marroquí. Me entusiasma que esta proposición se realice en estos momentos en que la contestación del pueblo vecino del sur a su monarca, pueda ser contrarrestado por éste a costa de nuestros territorios enclavados en el norte de África. El respeto a Marruecos pasa por la defensa y protección de nuestra extensión nacional extrapeninsular.

 

Rosa Díez debiera posicionarse de una vez por todas. La defensa de la unidad de España es una bandera con millones de seguidores. Una coartada perfecta para restar votos al PP, el gran valedor de una España diversa pero unida. El gran beneficiario del envite sería el Psoe, una vez haya dimitido el presidente ausente. Rosa: la democracia se cocina en muchos platos. El de la España constitucional pasa por el fogón de la democracia interna. Sin democracia, no juego. No quiero.

 

Un saludo.

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