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Francisco Velasco. Abogado e historiador

VOLCADO Y BORRADO

 

 El ordenador de Bárcenas estaba como la nevera de los desahuciados: vacío. Tan vacío que se cae un  ratón y se desnuca.

 

Qué esperaba el juez. La desaparición era tan clara como duro el rostro de Bárcenas. En el PP, como en el PSOE o en UGT, por citar algunos listos, se prefiere ser sospechoso antes que culpable. A ver. Demasiada información sensible para resistir la luz del sol.

 

Ruz será un excelente profesional pero en la justicia, como en todas las actividades, “il tempo” marca las categorías. No obstante, ese tempo, beneficioso para la salud democrática, se convierte en un cáncer fulminante que se lleva al héroe al otro barrio en cuestión de horas. Como a don  Marino Barbero, que, por cabal y honrado, recibió la indeseable visita de la parca, encantada con las invitaciones de los filesios, malesios y demás compañeros de tesorería.

 

Bajo el paraguas del reproche a los destructores de discos de Génova, los chuzos de punta de Ferraz debieran adoptar un volumen moderado. Es verdad que la crítica al volcado es legítima y razonable. Sin embargo, que la censura provenga de las huestes psoecialistas, insulta la inteligencia y pisotea la memoria histórica. Marino Barbero ordenó registrar las instalaciones del partido de Felipe e incluso la sede del Banco de España. Como resultas de su instrucción, pidió el suplicatorio para Alfonso Guerra, el masterchef de la sucia cocina del partido.

 

Uno se asqueó de las prácticas de quienes convirtieron la democracia en un lupanar. Y a uno le repugna que estas actuaciones sigan vigentes en la sociedad española. Me importan 465 gigas que los golfos sobrevoladores pertenezcan  a la derecha o a la izquierda. Lo que me interesa es que la política elimine de su seno a los ladrones, chorizos y otra gente de buen/mal vivir que corrompe sus estructuras y se ríe de los ciudadanos.

 

Si quieren caminar en el pantano, que se apeen del barco y se enfrenten a los caimanes que pululan por las aguas infestas. Dicho de otro modo: que paguen de manera proporcional el alcance de sus fechorías. Así, el volcado y el borrado tendrán su justa correspondencia.

 

Un saludo.

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