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Francisco Velasco. Abogado e historiador

POZO DE SERPIENTES

 

 La prensa está destapando un nuevo caso de psoecorrupción. Ente: Junta de Andalucía. Organismo: Consejería de Empleo. Territorio: Sevilla. Tiempo: desde una década atrás. Gobierno: psoecialista. Jo. Hasta cuándo. Chi lo sa.

 

Lo ha confesado uno del interno. No del entorno. Del interno. De muy dentro. No de la corteza. Ni del manto. Del núcleo más interior. De uno que fuera Director General de Trabajo. Las ayudas a empresas en dificultades procedían de un llamado fondo de reptiles. De ese fondo serpentinato, la Consejería de Empleo traspasaba dinero al Instituto de Fomento de Andalucía (IFA), convertida después en Agencia -atención, funcionarios perjudicados por la agencialización griñanista- de Innovación (de mangoneos) y Desarrollo (patrimonial privado) de Andalucía. Sin ninguna especial mala intención. Qué va. Los pobres y probos no pretendían robar así por las buenas. Ni hablar. Tan sólo, ingenuos ellos, querían evitar los controles y la fiscalización que preconiza el Derecho Administrativo. Un atajo abierto y practicado por un hatajo de listos facinerosos que eludían, así, la obligada publicación de las concesiones en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía. Más de mil millones de euros han sido escamoteados.

 

Dios santo. No tienen límite. Son insaciables. Lo que revuelven y destripan con tal de hacer de la Administración su cueva legalizada de ladrones. Griñán dirá que él es nuevo. Chaves, que se ha enterado por la prensa y que, por supuesto, el que fuere su director general miente por odio y venganza. Zarrías, que estamos ante una nueva trama urdida por Arenas para desprestigiar a Andalucía. Zapatero, que el antipatriotismo galopante de Rajoy no tiene fronteras. Cualquier jilipoyez, con perdón, con tal de negar el amanecer. Los comités de empresa, por supuesto que estaban en el ajo a juzgar por la halitosis que desprendían sus declaraciones de concierto. Las compañías de seguro, más contentas que un cochino en un charco. Los intermediarios, en su hábitat natural. Todo un modelo de comportamiento gansteril. En la cúspide de la pirámide indecente, el Mubarak de turno.

 

Aquí no hay culpa in vigilando ni responsabilidad en la gestión. Los atajos existen desde que el mundo es tal. Diez añitos de manipulación grosera.  Diez años no son nada. El Vice florero no se enteró de lo de la hija y tampoco quiere saber nada de sus nepotes. Excelente gestor el presidente nacional del Psoe. Maravilloso responsable público. Hoy se meten a trescientos desconocidos en el ERE y mañana se traspasan las indemnizaciones a otro fondo de alimañas.

 

El informe policial asegura que los intermediarios «debieron contar con la anuencia de algún cargo de la Junta de Andalucía que permitiera la inclusión de personas en unos eres de empresa para la que nunca trabajaron». Asegura. De lo que no cabe duda es que en este atentado a la dignidad de un pueblo y a la honorabilidad de la Administración, los islamistas nada tienen que ver. Ni ETA. Los autores por acción u omisión no se esconden en recónditos parajes ni lejanos desiertos. Están muy cerca. Son y están. A poco que se escarbe, la policía encontrará detritus en castas muy señaladas.

 

Los compañeros funcionarios de oposiciones tienen la culpa. Mario Jiménez les echará a la prensa de cabecera para acusarles de sinvergüenzas. Pues no que son independientes y fedatarios. Si toda la Administración estuviera en manos de los amigotes del régimen, no se entera ni dios de esto. Y al soplón, un ataúd de hormigón en el fondo del Mediterráneo.

 

Todito menos desprestigiar a Griñán, a Chaves y a su parentela. Con estos responsables, sobran delincuentes. Chorizos for ever. Embutidos. No ibéricos. Venezolanos de Chávez. Que emigren a Alemania. Aunque no sepan el idioma. Reptiles. Ofidios. Golfos. Corruptos. Ellos. Los de la Junta del desempleo. Inmundos.

 

Un saludo.

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