LA DERECHA ADELANTA POR LA IZQUIERDA
Juan Fernando López Aguilar no es lo que pudo ser. No será lo que no es. Está. Es. Poca cosa. Poca. El que fuera ministro de justicia de Zapatero creyó que hacer carrera política era equivalente a servir de alfombra mullida al líder. Las pisadas le sirvieron para situarse. Pura caricatura. Como sus dibujitos. Retomar el tiempo perdido pasa por justificar su trabajo como europarlamentario. Irrelevante su gestión interior, pura ficción su actividad europeísta. Lo más destacado de López Aguilar es su capacidad para decir monerías sin definir siquiera el importe de sus palabras. Dice lo que gusta oir a los jefes de la secta. Hasta ahí llega el hombre.
Lo último de este genio del tapiz horizontal es que le preocupa el avance de la extrema derecha. Profundo el hombre. Ve el alfiler del populismo en el pajar de los demás y no percibe la megaestructura de corrupción que se ha instalado en Ferraz. De Ferraz al mundo. Marcelino Iglesias defiende la defensa de las libertades con la lengua de la oposición y practica el liberticidio con la mano del gobierno. Pepe Blanco santifica el pluralismo con la voz de El País y de Público mientras sataniza la opinión de ABC o de La Gaceta. Zapatero habla de controlar el déficit de las comunidades de tercera división al tiempo que traspasa competencias a los dos grupos que monopolizan la ruptura de la mejor liga del mundo. Son. Es. Juan Fernando.
La extrema derecha avanza. Qué miedo. Para la extrema izquierda, claro. Lo que no se atreve a decir el valiente canario es qué países fomentan el advenimiento de esa derecha radicalizada. Si Hungría, con su ley mordaza. Si Francia, a través de sus exigencias a ciertas minorías étnicas. Si Marruecos, limitando la libertad religiosa de los cristianos y masacrando la integridad de los saharauis. Si Estados Unidos, con el reverdecer de los movimientos conservadores, línea "tea party". O si España, sumiendo en el desempleo a cinco millones de personas, o subvencionando a los dos principales sindicatos amigos, o untando el lomo de irredentos vasquistas y catalanistas, o suministrando fondos a las cajas amigas,...
La extrema derecha avanza, Fernando López Aguilar, allá donde la izquierda más corrompida gobierna. En países de gobiernos de izquierda ideológica en vez de pancista, la extrema derecha se come un donut. Y dos roscas se traga esa extrema derecha en los estados gobernados por la derecha seria. La derecha está adelantando a la izquierda por la zurda. Le gana la mano una y mil veces. Entonces, la izquierda, descompuesta y sin coartada, arremete contra la derecha. Como demonios se ponen. De los nervios enferman. No pueden soportar que la burguesía adelante a la progresía en el terreno social, y, lo que es peor, les propine un revolcón en el ámbito intelectual. No pueden aceptar tamaña competencia. La derecha está aprendiendo. Y rápido. La que sigue anclada en su envidia de siglos es esa izquierda de los Pablo Iglesias, de los Lenin, de los González o de los Zapatero.
La extrema derecha no avanza. La que retrocede es la izquierda. Son tan malos que, después de las alharacas de su llegada al poder, engordan las casas de unos y otros salvapatrias marxistas a costa de destruir las esperanzas del pueblo que, ingenuo, les entrega una y otra vez el poder. Forrados, despilfarran en cohetes y los artificios iluminan, apenas un instante, la oscuridad de una noche eterna.
Fernando López Aguilar. Si la derecha extrema se hace huecos, es por culpa de izquierdosos de boquilla como usted. Y como todos los de la panda que acaudilla el faisán. Una pasadita por el desierto opositor nos vendrá bien a todos. Incluso a usted, que seguirá viviendo de la sopa boba de Bruselas durante el tiempo que siga sirviendo los intereses del psoecialismo ruin. Truhan. Sin tilde.
Un saludo.
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