DE QUÉ SE QUEJAN
Los españoles. Mira que somos quejicas. Total. Por tres pisotones, dos puñetazos, una buena puya y una manita de navajazos. En el alma. Muy hondas las heridas. De las que hacen sangrar. Así y todo, siguen de pie. Quejicas. No se acuerdan del seguro Zapatero.
Los trabajadores desempleados, a dos velas. Los funcionarios, con un cinco por ciento menos de ingresos. Las mamás, sin cheque bebé. Los ancianos, con dependencia sin ley. Los jubilados, los congojos de corbata. Para colmo de males, el IPC casi triplica el incremento salarial que se pactara en los convenios colectivos. El poder adquisitivo, como la luna en cuarto menguante. A diferencia del satélite, este cuarto se va a prolongar durante años. No se acuerdan de la Champions League de Zapatero.
Y mientras el carburante asciende peldaños en su escala de precios, los bancos restringen los créditos a las familias y a las empresas. El consumo toma las de villadediego, por más que la gente se arremoline en los cortinglés en busca de la imposible ganga perdida. Ahorra, español, que cuanto más guardes, más protegido estará tu líquido. No por mucho ahorrar, amanece más temprano. Si el consumo se frena, la producción se va al carallo. En cuyo caso, la competitividad de las empresas se traducirá o en cierre o en despidos por razones objetivas de pérdidas económicas. No se acuerdan de las promesas de Zapatero de que recortar derechos sociales, ni uno.
Las promesas de los psoecialistas valen lo que la palabra de un camello pillado con cámaras y ante cientos de testigos con un kilo de coca a la puerta de un juzgado. Lo mismito. Que la culpa es de Aznar. Por favor. Ahora resulta que a la mano derecha de Tomás Gómez, el candidato del Psoe a la presidencia de la Comunidad de Madrid ha sido condenada -condenada- por un delito de prevaricación. La sentencia disipa la presunción de inocencia. La señora Rollán es una delincuente. Que se recurra al Supremo, o no, es cosa distinta. No, por favor, no. Delincuentes son los del PP. Los psoecialistas son robinhoods de barrio y de pueblo. Roban a los ricos pobres para dárselos a los pobres ricos. Hagan memoria acerca de los cien años de honradez.
La queja es la manifestación de una desazón. Los españoles son unos quejicosos, acusan los amigos de Chaves. Se lamentan demasiado y sin causa. Qué razón tiene el papá de Paula, la de MATSA. En Andalucía habitan casi siete millones de personas. Siete millones. Y entre siete millones, se van a fijar en una hija, tres hermanos y cuatro sobrinos. Hombre, por favor. Por una docena de familiares, la “polvarea” que están levantando. Andalucía es tierra de luz y de copla, de risa y de grasia con ese de señoritos. En la tierra de María Santísima, que diría Pemán, no hallan acogida los jeremías, los plañideros o los gemebundos. Para un sarao post mortem, bueno está, pero para estas faenas, ya tenemos a Canal Sur. La una. La dos. La tres. Las que sean. Ad maiorem gloriam regis. Memento: Se puede morir de éxito.
Cuídate mucho de hacer llorar a una mujer; Dios cuenta sus lágrimas. Así reza un antiguo refrán español. Puede que Dios esté tan ocupado contando, que los creadores de penas aprovechen el momento para machacarlas más. Andalucía tiene nombre de mujer. Sus penas son tan viejas como su historia. Nunca paró de llorar. El cante jondo no es sino el desconsuelo desgarrado de corcheas. Los que dan el cante con los lloriqueos de los parados andaluces son los amigos de los telediarios del régimen. Tanto llorar. Griñán nos da pan, tierra, libertad,... y cursillos de formación. Y mañana, nos va a regalar , a qué no saben, como diría mi compadre -qepd- un “mojol”. Como el que había en El Conquero. Remember.
Un saludo.
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