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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DEUDAS Y DEUDOS

La deuda pública española alcanza hoy los 400.000 millones de euros. Me malicio que esta deuda va a seguir creciendo. ¿Por qué? En primer lugar, porque se han reducido, de forma considerable, los ingresos fiscales que la crisis ha provocado. En segundo lugar, porque el gasto público se ha incrementado de forma notoria. En tercer lugar, porque para sacar al país de la recesión, España deberá competir en un mercado donde la competencia entre los países va a ser enorme. En cuarto lugar, porque no sólo es preciso financiar el sector público, sino también el sector privado.  Ahora bien: me pregunto si el Gobierno de Zapatero tiene previsto el nivel de déficit.
 Conviene tener en cuenta que el sistema financiero, como cualquier sistema, está expuesto a cambios y estos cambios pueden comportar desequilibrios que, a su vez, son responsables de daños irreparables. Estos desequilibrios, como los medioambientales, no son fruto de la fatalidad, no son resultado de la crisis internacional. Por el contrario, tienen mucho que ver con las políticas económicas activas. Sólo de esta manera, se puede garantizar el desarrollo sostenible. Con esta deuda, y lo que se avecina, ¿cómo se puede satisfacer la necesidad de la generación presente y, lo que es peor, hasta qué punto se está comprometiendo la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades? O dicho de otra manera, ¿qué porvenir económico y, por tanto, social, espera a nuestros hijos?

 La deuda pesa. ¿Y los deudos, pesan? Para Zapatero, no lo bastante. Observen si no. El Gobierno español condonó en la pasada legislatura 1.936 millones de euros de deuda externa a los países en vías de desarrollo. Es decir, debemos hasta callarnos y encima perdonamos a nuestros deudores más de trescientos mil millones de las antiguas pesetas. ¿Saben ustedes cuántos puestos de trabajo se podrían crear si redujéramos el monto total de nuestro déficit a la mitad? Ni se lo cuento. Pero el Gobierno, a lo suyo.
 La deuda pesa. ¿Y los deudos, pesan? Para Zapatero, no lo bastante. Organizaciones empresariales han subrayado que las subvenciones que se conceden a instituciones de este ámbito generan "clientelismo" y una menor independencia, y propician que, en vez de ejercer influencia sobre el poder político, estas instituciones "terminen dependiendo de sus favores". El Presidente de la CEOE, el señor Ferrán, no sabe donde meterse desde que, "sotto voce", dijo que los años de ZP eran los causantes de la situación porque no tuvo lo que hay que tener para decirlo públicamente. 
 La deuda pesa. ¿Y los deudos, pesan? Para Zapatero, no lo bastante. Los sindicatos CC.OO. y UGT, mayoritarios, han pasado a estar directamente financiados por los presupuestos del Estado. Esta dependencia económica conlleva el fin de su  independencia ideológica. En consecuencia, los sindicatos han pasado a ser parte del sistema de poder dominante. Hay, además,una serie de subvenciones encubiertas como son los fondos destinados a los cursos de formación: más de 130.000 millones de pesetas. ¿Tienes esta forma de financiación relación directa con la burocratización y corrupción en los aparatos sindicales? Hasta qué punto. ¿Cómo se puede hablar, entonces, de sindicalismo de clase?
  La deuda pesa. ¿Y los deudos, pesan? Para Zapatero, no lo bastante. La financiación de las Comunidades Autónomas es harina de otro costal. ¿Cuánto hay que pagar a Montilla, por poner un ejemplo, para asegurarse el voto parlamentario del tripartito catalán? ¿Cuánto costaría el sufragio positivo de PNV y BNG si comandasen el Ejecutivo de País vasco y Galicia? ¿A cuánto está el voto de Canarias?
  Con esta deuda y con semejantes deudos, los trabajadores (los desempleados, no) tienen la siguiente alternativa. La primera, aceptar que sus ingresos dan para menos; en este caso, más vale ahorrar que consumir, ante el terrible fantasma del paro. La segunda, pedir un aumento salarial; la empresa pegará tal patada en salva sea la parte, que esta opción es irrealizable. La tercera, pedir créditos para poder comprar; en cuyo caso, el patadón lo arreará la banca.  Con arreglo a la recesión que sufrimos, que aconseja una política basada en la austeridad, el Gobierno de Zapatero sigue gastando el dinero de los españoles entre sus clientes y deudos, que son muchos e insaciables en su ambición pedigüeña. ¿Hasta cuándo?
 Yo me bajo en la próxima. ¿Y ustedes?
 Un saludo.

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