Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL SENADO

 

 La Cámara Alta. Cámara, que no camarilla. Aunque lo parezca. Alta, que no elevada, porque adolece de talla política. El Senado español. Retiro de segundones. Otrora, las familias nobles colocaban en la Iglesia a sus vástagos no primogénitos. O los alistaban en la oficialidad del ejército. Mantener el tipo. De eso se trataba. La hidalguía se resumía en un blasón familiar. La nobleza no era cualidad de ilustre o de generoso. Simplemente, de cuna.

 

El Senado quiere pero no puede. Se quiere emparentar con la historia pero no pasa de arrejuntarse con el lumpen. Senado es sinónimo de cuerdo, juicioso o de sensato. El Senado de España es caverna que sirve de refugio a políticos pesebreros. Su posición se halla bien lejana de una junta o concurrencia de personas graves y respetables. Distancias siderales separan al Senado de la concepción senatorial por excelencia. Quiere pero no puede y puede pero no quiere. La anfibología halla en ese órgano colegislador su naturaleza ambigua. Las palabras o los comportamientos de sus miembros velan o no definen claramente sus actitudes u opiniones. Amasijo deforme de grupos que hacen de la política burla y escarnecen la representación del pueblo.

 

El sino de la democracia no es su naturaleza. No. Su destino es la perversión del sistema. Si odias la democracia, no la tumbas a través de un golpe militar. En absoluto. La mejor manera de tirar el poder del pueblo por la borda del paquebote democrático, es hacerse con el timón de la nave. A partir de la acción, la corrupción. Desde dentro se abre la puerta con facilidad. Desde el exterior, la falta de llave conduce a la ganzúa, al ariete o al explosivo. Mejor que asalto, treta. Caballo troyano que cual virus informático destruye cuanto toca.

 

La prensa de estos últimos días coloca como noticia de portada el gasto de traductores. Traductores traidores. Senadores traicioneros. Parlamentarios felones y desleales. Sepulcros blanqueadores de la negra crisis que hiere mortalmente a la ciudadanía. Renegados alevosos de la gente que ni para comer tiene. Apóstatas de la filantropía cuando no de su confesión religiosa. Traductores para el Senado de España que aplastan la lengua oficial del Estado. La idea malvada de disgregar a España pasito a pasito. Para que no se note mucho la voluntad separatista. El Senado, como plataforma de convertir el Estado de las Autonomías en la España federal que ha concedido la independencia a Galicia, País Vasco y Cataluña.

 

Doce mil euros por Pleno. Dos millones de pesetas tiradas a la calle para satisfacer la necedad necesaria de los segregadores. Regalo malsano de un Gobierno títere que se mueve al socaire de unos votos prostituidos. Y mientras, el Senado, a lo suyo. A seguir recortando los salarios de los empleados públicos. A mantener el mínimo nivel adquisitivo de millones de pobres. A enfangarse en la misérrima lucha por congelar las pensiones de nuestros mayores. A pasarse por el arco del triunfo la austeridad que se exige a los demás. Senado sin próceres. Próceres sin Senado. Quién da más.

 

El presidente zangolotino pasea, mientras tanto, su oprobio por Moncloa y aledaños. La economia se mide en apoyos nacionalistas. La política psoecialista se referencia en sondeos de opinión. El Senado es el mejor ejemplo de un Gobierno tirano. Juegan a senadores y no a sanadores. El Senado está cavando la tumba de la democracia. Con la ayuda de los antipatriotas. Este que les habla no admitirá la dictadura. Con cuarenta años tuvimos basante. El Senado reúne todos los males de las Cortes orgánicas del franquismo. Ninguno de sus bienes. Una desgracia como otra cualquiera.

 

Senatus populusque romanus. San Pedro quiere roscos (S.P.Q.R.).

 

Un saludo.

0 comentarios