INÚTIL Y CARADURA
Mariano Rajoy ha calificado al Ministro de Entropecimiento, antes Fomento, señor Blanco, con las expresiones que dan título a este artículo. Inútil y caradura. O séase: inepto y descarado. Mariano tenía bien aprendida la lección de la contra. Refirió el líder del PP que reproducía los adjetivos cariñosos que, en la misma sede parlamentaria, pronunció, años atrás, el maravilloso señor Rubalcaba. Maravilloso, guapo, joven, esbelto, diamantino, señor Vicepresidente primerísimo del (des)Gobierno.
No sé si Rajoy explicaría a posteriori los requiebros dirigidos a ese modelo universitario que es el señor Blanco. No lo sé. En cualquier caso, siempre es necesario que a las lisonjas se una su fundamento. Si no, el exabrupto toma carta de naturaleza. Como quiera que el halago al ministro de Entorpecimiento trae causa reciente del caos aeroportuario, será fácil inferir que el Jefe de Génova basaba su piropo en la casuística llevada a cabo por don José Blanco. En cuyo caso, sin entrar en más honduras, las flores lanzadas al (ir)responsable de la cartera están más que justificadas.
El asunto de los controladores viene de lejos. Desde que se encargara el piropeado ministro de las negociaciones con este colectivo, las discrepancias se tornaron divergencias irretroactivas y éstas desembocaron en conflicto abierto. Del conflicto a la guerra, un pasito. La declaración bélica correspondió a los trabajadores. Es verdad. Sin embargo, el cierre del espacio aéreo sólo es atribuible al (des)Gobierno. En el meollo de la colisión, el “mandatodohacenada” que sustituyera a la “todomandanadahace” señora Magdalena Álvarez. Es lo que ocurre cuando se pasa al primer equipo a gente que ni en regional podrían tener asiento directivo. Son las cosas de la partitocracia. Si no, miren al presidente de la directiva.
Inútil y caradura. Lo que es capaz de soltar don Rubalcaba. En boca de tan eximio personaje, las alabanzas son digeribles. En labios de algún destacado representante del Partido Popular, una calumnia inadmisible. No sé yo. Si prosiguen comentarios como el presente, el Gobierno es capaz de sacar el decreto de las orejas de burro. Consiste en colocar unos apéndices auriculares de jumento a quienes se atrevan a criticar al maestro Blancuera, que no sabía leer y daba clases de filosofía en la universidad. ¿O es en la escuela?
Cuántos cortinones de humo han lanzado a los cielos con tal de que no se hable del paro, ni del fracaso educativo, ni de la sanidad empeñada o de la deuda creciente y del déficit imparable o de la incompetencia global de un Ejecutivo empeñado en deshuesar España como un jamón barato. Cuánta pólvora en vano.
Inútil y caradura. Más de uno. Blanco es el quinto o el sexto de la fila. Él ve la matrícula a unos cuantos de su gabinete que le han pasado en la curva.
Inútiles y caraduras. De lo primero, poco, pero de lo segundo, Rubalcaba lidera el ránking político. No es nadie el caballero.
Un saludo.
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