FUNCIO(MERCE)NARIADO
Causa sonrojo el sesgo tendencioso y mercenario de ciertos tertulianos que, a juzgar por sus opiniones, se hacen sujetos de nutridos convolutos o de sospechosas e interesadas y mercenarias adhesiones políticas. De un signo y de otro. Los extremos no pretenden el consenso de la razón dialéctica. Todo lo contrario. La radicalización de las posturas halla su mejor acomodo en la búsqueda de despertar el morbo de las audiencias.
La Administración Pública bate records de nepotismo y de enchufes teledirigidos. Se coloca a parientes, amigos, vecinos y afines, siempre que medie la debida militancia en el partido del Gobierno. Es un descaro. Las recientes Oposiciones a Cuerpos de Enseñanza Secundaria han añadido un plus de trabajo profesional a este abogado. En todos los casos estudiados, un común denominador: porque le da la gana al funcio(merce)nario que maneja el cotarro. Porque le da la gana y se cuece en el caldo gordo de la corrupción que galopa. Les importa un bledo que existan actas acusadoras del delito. Se sienten tan impunes, están tan seguros de la fuerza disuasoria y cooperadora de la lentitud de la justicia, que, viva Cuba, años de dilaciones, indebidas o no.
Con todo, me quedo con el siguiente texto que, desde este blog, publiqué meses atrás. “La esposa de un conocido promotor de cierta provincia andaluza acaba de cerrar su negocio de venta de inmuebles y ha sido adscrita, porque sí, a la Gerencia de un Instituto municipal de vivienda de una localidad de dilatada historia psoecialista. ¿Urbana? Tela. ¿Sin tacha? Inmaculada. ¿Méritos? Esposa de. ¿Requisitos? Militancia activa y apoyo mediático ininterrumpido al PSOE. ¿De la ceja? Por ahí va la cosa. ¿Estudios? Los justos. ¿Sueldo? Plurimileurista. Al uso del cargo. ¿Pueblo de finanzas saludables? Endeudado hasta el cuero. ¿Entonces? Cazo. ¿Está usted seguro? Como me llamo. ¿La Fiscalía? En las nubes o embarrando la toga”.
Alguna vez he repetido lo que sigue: o la democracia acaba con la corrupción o la corrupción borrará todo vestigio de democracia. De ahí la arqueología. En los estratos del patio. Cómo está.
Un saludo.
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