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Francisco Velasco. Abogado e historiador

JIMÉNEZ, PEDRO, QUE NO MARIO.

 

Permítanme el estribillo del cancionero español: “¡Ay, con la ganancia/de aquesta partera/haré a mi rufo/capa y montera”.

La capa y la montera, como embozo. La capa que embauca y la montera por la que se pone a la ciudadanía, Mario. A pecho descubierto, sin burka que valga, Pedro. Se podrá discrepar de su idiosincrasia política, pero valor y honradez pocos le discuten. Es Jiménez pero no Mario.

Servidor reconoce la labor del Jiménez de Izquierda Unida. Incluso defiende muchas de las políticas por él amparadas. No en todas. Jamás entendí, en este sentido, su actuación en el conflicto de Bollullos. Contribuir, por acción u omisión, a la expulsión de IU de los militantes rebeldes, me pareció una actitud reprobable. La Asamblea bollullera es soberana y su soberanía se ensalzó cuando rompió el Pacto anti natura que IU conservaba a ultranza con el PSOE.

Pacta sunt servanda, me dirá Pedro. Salvo que el acuerdo, Pedro, sirva de coartada a comportamientos corruptos o de cobertura de antidemocrátas. Anguita no dudó en tratar con Aznar una política antiGAL. Y Anguita, Pedro, es mucho Julio. Anguita es todo un verano de luz política.

Un pacto de pseudoprogresía con el partido de los marios, javieres y petronilas no puede defenderse salvo que se incurra en complicidad con el paro, con la crisis, con el déficit, con los recortes sociales, con el despilfarro y con el más atroz enchufismo. No puedes, Pedro, tocarte con la montera del deshonor. No hay pinza. Los pactos, como los contratos, se denuncian cuando resultan éticamente imposibles de mantener. Un mundo cargado de deseos.

Quienes acuerdan con el poder, conocen su trastienda. A los políticos de IU que terminan en el PSOE, les pasa como a la cabra de Monsieur Seguin, que recreara Daudet: tiran al monte del poder en pos de la cuenta corriente. Carrillo, Curiel, López Garrido o Rosa Aguilar sucumbieron al canto de sirena de la dictadura psoecialista. Como Donaire o Manuel Guerra se zambulleron en la piscina de las “mercedes”. ¡Qué tropa!

Átate, Pedro, al mástil de Odiseo. Los que tenemos una edad, creemos que la honradez es un valor posible. Y que la abnegación, el esfuerzo o el compromiso son virtudes sin ideología. De derechas y de izquierdas. Pedro Jiménez. Que no Mario. Pedro no es Mario. Por suerte.

 

Un saludo.

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