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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EUROFINAL

Zapatero no es un estadista. Un político del Estado, sí. Entre un concepto y otro hay una gran diferencia. La misma que entre el genio y el ingenio, la inteligencia y la picardía o la imaginación y la fantasía.

 

Se van a cumplir seis meses desde que Zapatero accediese a la presidencia semestral de la Unión Europea. Se preveía la calamidad que se ha demostrado. Era el hazmerreír y se ha encaramado a la categoría del hazmellorar. Colocar, siquiera por sorteo, al mando del pelotón eurozonal al más inepto entre los incompetentes, es una osadía. Aunque su mandato sea honorífico. No es de recibo que el Díaz Ferrán del Gobierno español dirija el destino de 27 países. No es admisible que el personaje que ha colocado a España en el furgón de cola de los creadores de empleo se erija en representante de las economías más prósperas del mundo. Cómo va a pilotar la locomotora europea un sujeto que no tiene carnet y se cree Michael Schumacher. Se nos presenta como Libertad al Pueblo cuando ni siquiera alcanza a ser el Carlos II de la irrealeza democrática.


Quien nos arruina, no ha podido llevar a Europa a un destino semejante. Merkel lo ha evitado. Sarkozy lo ha frenado. Obama lo ha secado. Hasta Berlusconi le ha puesto deberes. El mismo Cameron simula la carcajada al sentirse aconsejado por tan melifluo señor. Confía que los astros le sean propicios. La suerte debe amparar al señor del talante. Pero si no compra el boleto, hombre. Si gasta en reconstruir aceras lo que no invierte en ahuyentar la hiena hambrienta del paro. Venga cotillones. Muebles alemanes de diseño para decorar. Escaparate de Loewe para género de mercadillo. Aviones Falcon para paseo de ministros...

Merkel, la hormiga, dale que te dale y José Luis, la cigarra, canta que te canta. Quiere plagiar el idealista pensamiento de Alonso Quijano cuando no destila un mililitro de la categoría realista de Sancho. Los ultranacionalistas periféricos le tienen agarrado por salva sea la parte. Hasta que no le saquen el último céntimo, no soltarán la presa. Lo peor es que al extorsionado parece gustarle la dolorosa presión.

 

No se entera. Los recortes a pensiones y salarios son malos, tardíos, inoportunos y desproporcionados. O hace las cosas de otra manera, especialmente en materia de financiación, o las pensiones se reducirán un 40% y los salarios seguirán un camino similar. Demasiados agujeros en un barco sin rumbo. En julio, transcurrido el parto europeo del presidente, urge convocar elecciones. La Ley le otorga esa facultad. Al menos, más vale tarde que nunca, que muestre un talante constructivo. Aunque sea postrero. España necesita elecciones democráticas. Sin 11-M o desgracias análogas.

 

Un saludo.

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