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Francisco Velasco. Abogado e historiador

SABOTAJE AL PP

Conforme las elecciones se aproximan, la actividad propagandística se funde en el frenesí. El despliegue es furibundo. Hay que ganar. Como sea. No hablemos de crispación. Utilicemos el sustantivo tensión. No refiramos agresividad, sino pasión. Rechacemos la violencia y acojamos la serenidad. Condenemos el sabotaje y ovacionemos el juego limpio. De cara al exterior, lo dicho. Entre nosotros, el lado oscuro de la ley. Sabotaje. Por supuesto, que sí. Daño continuado a todo y a todos. Sin miramientos para quienes nos hagan frente. Palabras de Zapatero.


El PP es el enemigo a batir. No es el adversario. El PP es el enemigo implacable al que hemos de derrotar y de humillar. Mas disimulemos y simulemos. ¿No es lo mismo? Ni hablar. El lenguaje es un arma de destrucción tan afilada como el alfanje. Hemos de disimular para tapar y encubrir nuestros errores, para disculpar o tolerar los desmanes de los nuestros, y para disfrazar las caóticas acciones de Zapatero y demás compañeros de fatigas. Cuando simulemos, la ficción continúa pero con otro sentido. Simulamos para representar un papel que no nos corresponde pero que tenemos que usurpar. Simulamos cuando vestimos a Zapatero de líder con talante y, en vez, de rey traidor, le hacemos interpretar el Romeo que muere por amor a España.


Sabotaje y muerte. Las elecciones no son una fiesta de la democracia. Fiesta, para el que gana. Sepelio para los que pierden. Las elecciones son un conflicto social de primera magnitud. El conflicto es la suavización del combate, de la pelea, del enfrentamiento armado. Expresemos, en público, la idea de conflicto. Mas, en privado, lucha a muerte. La supervivencia en el poder depende de la victoria final. La batalla se hace más dura y violenta. Al enemigo, ni agua, salvo que esté envenenada. Cara de santo por delante y satánica por detrás. Sin que nadie perciba nuestro juego. Consignas de Zapatero.


El PP ha comprado la mayoría de los décimos para que le toque el bono loto del sufragio municipal, la primitiva del comicio autonómico y el euromillones de la cita general. Sabotaje. Hurto o robo, a discreción. Falsificación de billetes, a capricho. Calumnias e injurias, sin temores al Fiscal. Congestión de la red, por momentos. Manipulación de antenas, a conveniencia. Inserción de neuras, angustias y agonías. Obstrucción de las fuentes de financiación, a lo Al Qaida. Jirones de la memoria histórica, a sangre. Rememoranzas sesgadas del franquismo, a tutiplén. Sabotajes mil. Al PP. Contra el PP. Órdenes de Zapatero.


Mucho Prestige, toneladas de Irak, centenares de gürtel. Aznar y Hitler. Zapatero con Obama. Matas, corrupto y Bono, cristiano. Rubalcaba, ermitaño y Trillo, burgués. Rajoy, avestruz y Felipe, dios. Soraya, madrastra y De la Vega, Blancanieves. Salgado, que entra y Cospedal que sale. Garzón, mártir y Luciano, muerto. A Luciano, como a Marino, muerte. La verdad no es la verdad la diga el rey o su cochinero. No. La verdad es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios. Y quién es Dios. Dios es el poder. El poder del PSOE. Los demás, almas demoníacas. Al infierno. Propaganda de Zapatero.

 

La que nos va a caer con... Zapatero.

 

Un saludo.

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