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Francisco Velasco. Abogado e historiador

FELIPE NO ES LA EQUIS

Nada de la equis. La “Y”. La que antecede a la “Z”. Salvo que hablemos de “X” y “Z”. En cuyo caso, me lo replantearía. O sea, Felipe y Zapatero. A rey muerto, rey puesto.


Anson ha laureado a Felipe como el mejor presidente de la democracia. Se ha pasado el escritor. Pudo haberlo sido. En torno a su figura de dirigente honrado y cabal se congregó toda una generación de españoles que ansiaban el cambio. Millones de personas le perdonaron sus renuncias ideológicas mientras otros tantos saludaron su decidida apuesta por la modernización de España. El mismísimo Alfonso Guerra quiso atemperar su creciente popularidad y su extraordinario carisma. Felipe es el maître, declaraba el perito sevillano, pero servidor es el que maneja los fogones y establece el menú. González le pagó en igual forma cuando acuñó la celebérrima “dos por el precio de una”. Quien dimitió fue Guerra. Quien no lo hizo, González.


Ahí empezó el final de una película tópica de poli bueno, poli malo. Felipe el hermoso y Alfonso el maligno. Uno tiró de la sábana, primero, y de la manta después. La corrupción generalizada en el partido no fue descubierta por azar. Las investigaciones de El Mundo se nutrieron de fuentes bien caudalosas. De la misma forma que el chorreo sobre Bono no tiene su origen en manantiales externos. Ni mucho menos. El GAL fue un descorche avieso. En igual medida, el FAISÁN no ha volado por iniciativa del ave. Observen el paralelismo. Suena a revancha y sabe a vendetta. Lucha de familias por el poder.


Felipe creía tener al partido en su puño. La rosa se le marchitó como consecuencia de la ceguera que el poder provoca en los avariciosos. El talante de Zapatero se ha evaporado como una colonia barata que no deja huella sensitiva alguna. Gales y Faisanes. Felipe y José Luis. Maître y Bambi. En medio, Alfonso. Todos han nadado en un piélago de poder inmundo. La honorabilidad se volatilizó con el contacto de las verdades.


No es gratuita la advertencia del presidente del Congreso: “la verdad es un arma de destrucción masiva”. Más que aviso, es una amenaza. A unos y a otros. La irrupción del periódico de Roures, el heraldo de ZP, en el cofre del tesoro “boniato”, ha disparado la alarma. Se atravesó la línea roja. La actitud circunspecta de El País, el acorazado amigo de Felipe, puede cambiarse a poco que Cebrián no reciba, ya, lo que ha pedido. Felipe es el muñidor de un plan que va a sacudir las mugrientas alfombras del psoecialismo.


La aristocracia del PSOE anda preocupada. Los chivatazos están a la orden del día. No les importa los zurriagazos dialécticos de la militancia de base, de la plebe necesaria. Lo que les encocora es la revolución que guillotina testas coronadas. Felipe es un socialista pobre. Muy pobre. El “probe” Felipe. Zapatero, más pobre aún. El “probe” marido de la soprano Sonsoles.


Zapatero es la “Z”. La “ZP”. Felipe es la “Y”. No puede ser la EQUIS. La “X” puede estar grabada a fuego en el Juez que nunca quiso despejar la incógnita. No descarten que si las cosas se tuercen, el cazador y conferenciante “bien pagao” se tome algunas presas inesperadas. Por mucho que esta fauna esté protegida por ley al tratarse de especies en peligro de extinción. La vanidad es muy propia de cazadores y de charlistas. Mira que si Felipe fuera la equis...


Un saludo.

 

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