CATALUÑA SÍ ES UN PROBLEMA
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Palabra arriba, palabra abajo, el ministro Wert ha puesto el dedo mojado en vinagre dentro de la herida abierta en el costado de España. Introduzca el dedo mojado o seco, o se deje de introducir, la herida está fresca y se expande a lo largo y a lo ancho. Se podrá criticar el tocamiento por intempestivo y humillante. Pues bueno. Se reprochará que se mire la úlcera sangrante. Está bien. Lo que no cabe admitir, bajo ningún concepto, es que se niegue la existencia de la herida. Hay negaciones que llaman al demonio.
La declaración del Príncipe Felipe acerca de que Cataluña no es un problema, equivale a ignorar la abertura en la carne de la nación española. Si se mira a lado distinto y no se limpia la sangre, se desinfecta el lugar, se colocan los apósitos mínimos y se despliega un vendaje adecuado, los responsables de la medicina estatal deberán ser movidos de su posición de privilegio. O se cauteriza el mal o la gangrena será inevitable. Dejemos las cosas en su sitio. La lluvia es un bien que puede provocar notorios males.
Los ciudadanos españoles estamos cansados de paños calientes y de frases hechas a la medida de gente con pocas entendederas. La monarquía española ha participado del bienestar democrático de la España post-franquista. Lo cual no se ha de olvidar ni tampoco ha de considerarse un salvoconducto de legitimidad perpetua. Se administra cada día y cada día se ejerce el oficio de rey o el de príncipe. El Estado, como la familia, pasará por momentos graves, pero el Jefe o el Pater tienen que seguir al frente.
La defensa de un país se lleva a cabo, con o sin razón, al estilo catalanista. No tendrán base legal pero les sobra fortaleza para ello. El pez chico y enclenque se come al grande y robusto porque éste se añusga con los eructos de su cobardía. No puede ser ni estar cuando se abdica del deber. Las cosas se arreglan a base de medidas. Lo de aquel señor que se comió el buey a base de pan, es un chiste.
Estamos cansados de avestruces. Tampoco es lugar de serpientes. Sin embargo, siempre, siempre, es momento de reparar averías, cerrar grietas, consolidar cimientos y buscar soluciones constructivas. Incluso los etarras abren orificios en sus máscaras de odio para ver y no ser vistos. Don Felipe podrá decir que Cataluña no es un problema. Este articulista no le anima a decir que lo es. En absoluto. Lo que sí le invita es a callarse. El intervenir en el debate supone que se ponga de parte de los catalanistas y frente a los que nos alineamos en la unidad constitucional de España.
Don Felipe, don Felipe.
Un saludo.
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