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Francisco Velasco. Abogado e historiador

O LA DEMOCRACIA ECHA A ZAPATERO...

...O Zapatero se carga la democracia. Servidor no hace sino parafrasear a un diputado del bienio izquierdista de la Segunda República. "O la democracia termina con la crisis o la crisis termina con la democracia", declaró. Y acertó. Acertó de pleno. Se veía venir. Entonces no se cogió al toro por los cuernos. Como ahora. Igualito. 

  La clase política se encoge al tiempo que se agarra al poder. El miedo atenaza a los gobernantes mediocres y bajunos. Casta de petulantes que, revestidos de uniforme parlamentario o edilicio, se creen baluartes de una sociedad que no les quiere. Fueron votados, eso sí, pero en el seno de una lista cerrada. Ahora no representan al pueblo, sino al partido. De él se valen y ante él responden. Si se mueven, no repiten. Si obedecen, recibirán las migajas del festín. Las fotos movidas se rompen. Como la democracia.  

   Tiempos de penuria. Se conoce la solución pero el Gobierno no se atreve a aplicar las fórmulas magistrales. Son químicos del Goma 2 eco. No hay DNT, aseguran, a sabiendas de su mentira. El "demos" importa a ellos el dolor de la muela del adversario. Nada. A ellos sólo interesa el "cratos". Fuerza y poder. Poder y fuerza. Cratos para mandar a su antojo. Y némesis. La justicia de los que empuñan el cratos nunca es distributiva. La némesis es retributiva. Premia a los que juran su amor al jefe y venga a los perjuros o a los contritos. Roma no paga a traidores, pero llena de riquezas a los tránsfugas ajenos. En Murcia y en Cantabria. En Badajoz y Castellón.   Zapatero se ríe de nosotros mientras se hace el crucificado.

 

  La cruz del presidente es su propio ego. Mantenerse sobre el mar encrespado aun a costa de pisar los cadáveres de miles de ahogados, es su objetivo y su función.  Hoy prescinde de Jordi Sevilla. Antier, de Caldera. Ayer, de Solbes. Juega con sus peones en el tablero de piel del lomo de los que tienen trabajo. Hasta despellejarlos. El paro se convierte en la mala hierba de los campos baldíos por el desafuero del agricultor.  Es el sino de los malvados de alma que predican la bondad con melifluo verbo. Cuando el desamparo sea total, entonces, los abducidos por la palabra advertirán las consecuencias de la gestión perversa. Acaso sea demasiado tarde. El dizque demócrata sacará a relucir su nous de teócrata. En ese momento, todos comprenderemos que habíamos entregado el cayado de pastor al jefe de los lobos. Demasiado tarde. La crisis se cargó a la democracia. Demasiado tarde. 

 

   Un saludo.

 

 

 

 

 




 

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