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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA CRISIS SE APELLIDA ZAPATERO

 


    Nombre actual: Crisis Recesiva. Antes, Desaceleración Suave. Apellidos: Zapatero y Zapatero. Antes, Zapatero y Zapatero. Nombre completo abreviado: Crisis Zapatero. Domicilio: Palacio de la Moncloa (Madrid). Domicilio, a efectos de notificación, en la sede central de UGT.


    El señor Zapatero es impenitente en el engaño y compulsivo en la ausencia de verdad. Su instinto político le impele a la mentira de una manera obsesiva. O recurrente. Lo mismo que ocurre al estudiante pillado con “chuletas” o al sicario con la parabellum entre las manos. Todos niegan lo evidente. No admiten la realidad que les retrata e inculpa. Acusan de chivatos a quienes les acusan y de antipatriotas a los que censuran su conducta perniciosa. Da igual. Por mucho que su defensa sea la del “y tú más”, adolecen de argumentos de peso. Como Garzón. Como De la Vega. Como tantos otros ejemplos de fuste y de capitel romano-berlusconiano.


    El apellidado Zapatero y nombrado Crisis no puede desprenderse del sambenito de su identificación pública. De todos modos, él es de los que creen que basta el cambio nominal para forzar la situación real. Si, por ejemplo, se hiciera llamar José Luis Rodríguez, entonces las cosas irían por mejor sendero. Se lo cree el hombre. Cada uno es portador de unos genes y la educación o la experiencia sucumben ante esos condicionantes de nacimiento. La eterna pugna entre nominalismo y realismo se posiciona en el zapaterismo recesivo. No distingue el presidente. No sé si es que no se puede estirar lo que ya perdió toda elasticidad o si cae en la tentación continua de meterla “doblá” a todo aquel sujeto que cuestione lo que él no quiere responder. Al que quiera saber, mentiras a él, reza el castellano refrán.


   Se sube el IVA y ya verán cómo en dos días, recaudamos millones y activamos el consumo, difunde Zapatero sin atisbo de sonrojo. Con lo que se recaude, pagamos a los ayuntamientos otros cinco mil millones de euros para que sigan acerando las calles y abonando los jardines particulares de los municipios que, como los demás, se mojan cuando llueve. Si sobra, hala, doscientos y pico de millones del ala para mantener al ejército de liberados sindicales. Hay que tener contento a Cándido, no sea que se cabree y arme un pifostio en la calle. Además, la UGT es partidaria de apretar la soga fiscal hasta birlar ochenta mil millones a la ciudadanía. En cuanto a los ricachones de los bancos, los vamos a someter a las críticas de la editorial Akal. No obstante, aunque la morosidad de los créditos emerja de nuevo, nada que temer. Papá Estado proveerá.


   Nuestra economía es gigantesca, presume Zapatero, en comparación con la andrajosa de Grecia. Peor me lo pones, doña Crisis, peor. Con el déficit rampante y con el improductivo, costoso y rígido mercado laboral que tiene España, si hay que rescatarla, habrá que llamar a una grúa imposible. Tengamos en cuenta, señor Zapatero, que su Gobierno está destruyendo el triple de empleo que la media de la Unión Europea. Perciba, estimada señora Crisis, que la inversión extranjera está tomando las de Villadiego. Advierta, Crisis Zapatero, que los problemas políticos y jurídicos derivados del candente independentismo vasco-catalán así como los desdenes continuados que España recibe de las más tiránicas repúblicas bananeras del mundo, acentúan la inseguridad social de los ciudadanos y contribuyen a la desbandada de empresas nacionales y foráneas.


   Con tantos ministerios inútiles, tanto paniaguado asesor, tantas fanfarrias de latón, tantas Autonomías insaciables, tanto gorrón y tanto parásito, lo de la austeridad es un chiste. Un chiste malo. Muy malo. Le pondré un ejemplo final. Dice la Cámara de Cuentas que, en 2008, la Junta de Andalucía tenía en nómina de enchufados a más de veinticinco mil. Veinticinco mil enchufados en empresas públicas (del PSOE) y en fundaciones (del Partido Socialista), frente a los veinticuatro mil funcionarios que, por oposición, ingresaron legalmente en la teta económica andaluza. La que antes ordeñaba Chaves y ahora manosea Griñán.


   Lo dicho. La crisis se apellida Zapatero. 


   Un saludo.

 

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