EL GANAO JUSTICIERO DE CAAMAÑO
"La Justicia está hecha unos zorros no sólo por falta de medios, sino por el ganado que tenemos ahí dentro". Felipe González dixit. Ex Presidente del Gobierno. Ex Secretario General del PSOE. Hecha unos zorros. Se aplica a la persona (real o metafórica) con aspecto muy cansado y muy sucio que viste ropa destrozada o raída. La Justicia. La justicia española. Al frente del Ministerio de Justicia, el señor Caamaño. Caamaño. La vergüenza jurídica y política de Caamaño no pueden correr parejas. No pueden. El impudor político del señor ministro repugna. De ahí la presumible divergencia de su categoría jurídica. Que el Ministro Caamaño defienda los denuestos proferidos por don Felipe González, es de juzgado de guardia. Uno siente que la repulsión intelectual se apodera de su ser y tiene que vomitar. Vomitar. Explica el señor ministro, y lo justifica, que las palabras del número uno fueron pronunciadas en el transcurso de un mítin y un entorno de naturaleza política (...) en el ejercicio de su libertad de expresión. ¿Alguien quiere más? Pues hay más. Mucho más.
El señor Caamaño ya era ministro cuando se dejó caer con la siguiente perla: la sentencia del Estatut marcará el futuro del Estado de las Autonomías. El Ministro de Zapatero debe conocer, antes que el común, el fallo del Tribunal Constitucional. Si no lo sabe, se aventura. Si se aventura, desprestigia la alta institución ministerial. Si la desprestigia, debería hacer un acto de atrición y pedir perdón a la ciudadanía. Nada. Si no se muestra atrito, es que no se arrepiente. Y como no se arrepiente, es que defiende su posición. Por la derecha o por la izquierda, se llega a la misma conclusión: Caamaño no es un servidor público, es el seguidor de una secta. Esta secta es la que agrupa a los psoecialistas que anteponen el bien del partido al interés general de España. El foro idóneo para agredir verbalmente a alguien es el mítin. Se trata de un contexto específico para ello. En los mítines se permite todo. Todo y a todos. Bueno, a Aznar, no. A Aznar, ni erigir el dedo corazón en homenaje a quienes le calumnian.
ZP es el Houdini de la huida hacia delante y el Tamarit de los naipes de tahúr del Pisuerga. Caamaño se formó en la misma escuela del presidente. Cómo miente el tío. Cómo defiende a los suyos. No sé qué refirió sobre la peineta de Aznar. Me pasa con él como con Alonso, el portavoz. Si me lo tengo que cruzar en un estrado o en un foro universitario, tendré difícil apartar de mi mente tanta estafa dialéctica como sale de sus labios de políticos. A Caamaño se le nota más la mentira que a sus correligionarios. Alumno poco aventajado en esta lid del enredo dialéctico, Caamaño suple su torpeza con voluntad de agradar. Es como el torero de segunda fila que sólo lidia morlacos que rehúyen las figuras. Actúa de sobresaliente. Quién se pone delante del "ganao" desencajonado por Felipe, el presidente de los GAL y otras riquezas del Estado. Caamaño. El autor de otra joya diamantina: Carcaño tiene derecho a mentir. Marta, muerta. Su cuerpo no aparece. Carcaño tiene derecho a mentir. Como él mismo. Justicia. Ministro de justicia.
Caamaño es el ministro del zapaterismo. Relevó a Bermejo y, aunque no alcanza el nivel de desahogo del que ejerciera como fiscal, está haciendo méritos. Méritos políticos, claro. Otra cosa es que su meritoriaje le transporte, al poco, a las más altas magistraturas de la jurisdicción. Como parece que va a ocurrir con sus conmilitones Bermejo y Alonso. Parece. O no parece y es. O es.
Un saludo.
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