LA CONCIENCIA DE BONO
Don José Bono es un activo del psoecialismo. Digo del psoecialismo y no del socialismo. No hemos de confundir ni confundirnos. El socialismo es una doctrina con un componente de solidaridad entre los trabajadores y los ciudadanos. Su repulsa al capitalismo de jungla le acerca al humanismo. La aflicción por los más débiles conlleva su posicionamiento junto a éstos contra los explotadores y contra la dictadura. En cambio, el psoecialismo es un sucedáneo de socialismo diluido en una batidora de ambición personal. Al psoecialismo le importa el trabajador justo lo que vale su voto electoral. Ni un miligramo más.
Dentro de la hipocresía intrínseca a todo psoecialista, algunos dan un paso adelante y subrayan su condición de cristianos. Cristianos de boquilla. Plática de cristianos. Mas no cristianos de praxis. Mucha teología en sus palabras y ninguna teopraxis en sus vidas. Barnices en maderas innobles y estucos en paredes desmochadas.
Don José Bono, el psoecialista, es un caso típico de esta casta política de la palabra justa en el contenido ademán. Además, amigo de obispos y frailes, beatifica a los que se rinden a su poder institucional y canoniza a los que llevan esa rendición a los extremos de la capellanía de corte. Sátrapa cristiano y jerarca psoecialista, Bono entregó su voto a Herodes Bibiana. Aborto, sí. Muerte de inocentes, sí. Admítalo, señor Bono. No justifique su voto en la vaciedad de argumentos que ofenden la inteligencia y la moral. No ahogue su conciencia en el licor espirituoso de sus demonios particulares. Sea humilde de corazón. No de labia. De sentimiento.
Reconozca, don José, que ha carecido de valor incluso para lavarse las manos como un Pilatos de este terruño hispano. Examine su proceder y acate su propio veredicto interno. Pudo abstenerse. Manejó la opción de rechazar la ley. Prefirió, sin embargo, votar a favor del aborto. No pasa nada, hombre. Vd. ha hecho lo mismo que su jefe. Ha sido el Judas que ha vendido su conciencia por un puñado de monedas del partido. Es así, Bono. Es así.
Pida perdón a los cristianos que sufrieron persecución por defender su fe. No emprenda ahora una ofensiva pinochetista con que si al dictador chileno le permitieron comulgar y a usted se le condena. No ponga el ventilador contra la jerarquía eclesiástica. Rebélese, si tiene bemoles, contra sus correligionarios civiles del PSOE. Yo prefiero a éstos que a usted. Ellos no beben en el cáliz de ese Cristo al que usted dice adorar. Son psoecialistas pero no van de cristianos. Usted es otra cosa. Usted es Presidente de las Cortes de España. Madre mía, lo que es usted.
Decía el satírico Juvenal que el primer castigo del culpable es que jamás será absuelto por su conciencia. La ley del aborto ha dado un gran paso para su aprobación. Hecha realidad ésta, ya no habrá delito. No será usted un delincuente. Sin embargo, pudo, y no quiso, votar en contra. Pecó contra su conciencia y contra el Dios de los cristianos. Mas me malicio que usted de cristiano tiene lo que un servidor de psoecialista.
Un saludo.
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