ESTADO POLICIAL ESPARTANO
El de Zapatero. Estado, en cuanto conjunto de órganos de gobierno del país soberano que España es. Policial en lo que respecta a la preeminencia de algunos cuerpos de seguridad que se extralimitan en las funciones de vigilancia y control de los ciudadanos. Espartano, entendido como subordinación de la estructura democrática a una élite aristocrática que, en realidad, impera sobre la sociedad toda. El de Zapatero.
Oculto bajo la careta amable de la democracia más social, el rostro del nuevo estado zapateril muestra rasgos abyectos, propios de una aristocracia rancia y antigua. La cada vez mayor intromisión del estado en la esfera privada de los ciudadanos, es uno de sus síntomas definidores. La indiferencia, cuando no el entorpecimiento, del PSOE en el esclarecimiento de los atentados criminales del 11 de marzo de 2004, otro elemento a tener en cuenta. Las negociaciones con la banda terrorista ETA, a pesar de la voladura de la terminal aeroportuaria de Barajas, nuevo indicio a agregar. En este sentido, no es de menor valor la intervención de presuntos funcionarios en el vuelo del faisán vasco. La actitud restrictiva de las garantías en el cambio de la normativa sancionadora de Trafico, aspecto que no pasa inadvertido. Podemos seguir.
Con todo, la noticia del SITEL levanta ampollas y provoca erisipela. Que el Gobierno se escude en el Estado de derecho para vigilar a los ciudadanos, lesiona los derechos constitucionales. La Esparta psoecialista acusaba, y en ello se sigue esmerando, a la Esparta popular aznarista de dinamitar las libertades y de entregarse en los brazos de los imperialistas yanquis. Mas una vez la victoria electoral en su mano, el puño golpeó con saña las libertades que decia proteger y las espinas de la rosa herian las pieles de los demócratas. El estado policial corregía, a lo underground, la crisis económica y la inseguridad juridica. SITEL se convertia en el Gran Hermano que a todos vigila y a cuyo ojo nada se escapa.
La Ley general de Telecomunicaciones es escandalosa porque se quiere reglamentar la interceptación legal de las comunicaciones. Ninguna ley puede oponerse al texto de la Constitución. Ninguna. Es un derecho fundamental el secreto de las comunicaciones. El teniente fiscal de Madrid asegura que SITEL se encuentra huérfano de norma alguna que lo defina y regule.
De la Vega y Rubalcaba, erre que erre. Que el sistema lo compró el PP, insisten. Que todo es legal, reiteran. Dónde irán los bueyes que no aren, digo. SITELefonean ustedes, lectores, sepan el riesgo de que sus conversaciones sean grabadas. Uno lo tiene claro. La policía no es tonta y vigila. Algunos policías, claro. Unos cuantos, por supuesto. SITEL, radares, móviles, todo un mundo de la tecnologia detentado por unos esbirros para sojuzgar a todo un pueblo. Mal asunto. Malo. Y mientras, etarras, narcos y otros criminales, en la calle. SITEL. SITELavaras la lengua, Rubalcaba.
Un saludo.
Oculto bajo la careta amable de la democracia más social, el rostro del nuevo estado zapateril muestra rasgos abyectos, propios de una aristocracia rancia y antigua. La cada vez mayor intromisión del estado en la esfera privada de los ciudadanos, es uno de sus síntomas definidores. La indiferencia, cuando no el entorpecimiento, del PSOE en el esclarecimiento de los atentados criminales del 11 de marzo de 2004, otro elemento a tener en cuenta. Las negociaciones con la banda terrorista ETA, a pesar de la voladura de la terminal aeroportuaria de Barajas, nuevo indicio a agregar. En este sentido, no es de menor valor la intervención de presuntos funcionarios en el vuelo del faisán vasco. La actitud restrictiva de las garantías en el cambio de la normativa sancionadora de Trafico, aspecto que no pasa inadvertido. Podemos seguir.
Con todo, la noticia del SITEL levanta ampollas y provoca erisipela. Que el Gobierno se escude en el Estado de derecho para vigilar a los ciudadanos, lesiona los derechos constitucionales. La Esparta psoecialista acusaba, y en ello se sigue esmerando, a la Esparta popular aznarista de dinamitar las libertades y de entregarse en los brazos de los imperialistas yanquis. Mas una vez la victoria electoral en su mano, el puño golpeó con saña las libertades que decia proteger y las espinas de la rosa herian las pieles de los demócratas. El estado policial corregía, a lo underground, la crisis económica y la inseguridad juridica. SITEL se convertia en el Gran Hermano que a todos vigila y a cuyo ojo nada se escapa.
La Ley general de Telecomunicaciones es escandalosa porque se quiere reglamentar la interceptación legal de las comunicaciones. Ninguna ley puede oponerse al texto de la Constitución. Ninguna. Es un derecho fundamental el secreto de las comunicaciones. El teniente fiscal de Madrid asegura que SITEL se encuentra huérfano de norma alguna que lo defina y regule.
De la Vega y Rubalcaba, erre que erre. Que el sistema lo compró el PP, insisten. Que todo es legal, reiteran. Dónde irán los bueyes que no aren, digo. SITELefonean ustedes, lectores, sepan el riesgo de que sus conversaciones sean grabadas. Uno lo tiene claro. La policía no es tonta y vigila. Algunos policías, claro. Unos cuantos, por supuesto. SITEL, radares, móviles, todo un mundo de la tecnologia detentado por unos esbirros para sojuzgar a todo un pueblo. Mal asunto. Malo. Y mientras, etarras, narcos y otros criminales, en la calle. SITEL. SITELavaras la lengua, Rubalcaba.
Un saludo.
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