ECONOPARADOS
El fenómeno del paro está alcanzando dimensiones desastrosas. De no ser por la subida de la economía sumergida y el incremento de los subsidios, la situación sería insostenible. Ni la sumersión económica ni la economía del subsidio han de entenderse como soluciones. Son, por el contrario, problemas añadidos. Ni siquiera han de admitirse como coartadas. De serlo, estaríamos legalizando el fraude, el derecho al impago de impuestos y el principio de la desigualdad social.
Sobre millones de mileuristas está recayendo la gravidez de una cada vez más pesada política tributaria. De esta forma, la acción de consumo se retira de nuestra práctica habitual y el ahorro de unos pocos euros se convierte en actividad frecuente. Por lo que puede venir. La confianza se bate en retirada del campo de batalla económico y financiero.
A lo largo de una más que dilatada vida, este articulista apenas recuerda un panorama tan desalentador. El elástico de la propaganda goebbelsiana que el Gobierno de Zapatero estira, puede romperse de un momento a otro. Cuando las clases medias adelgazan, las posiciones de ricos y pobres se aproximan. Es entonces cuando, desgastadas las amortiguaciones, las fricciones causan dolor al cuerpo social. Los sindicatos almohadillas no contribuyen a mitigar el dolor, mediante la necesaria cirugía. Se limitan a drogar al enfermo, a justificar la causa, a amparar al incompetente. Alguno de sus liberados se permite el lujazo de almorzar o cenar en El Bulli a trescientos euros la unidad.
¿Y qué puede hacer el Gobierno? Como hacer, tiene diferentes opciones. La primera, que ZP disuelva las Cortes y convoque nuevas elecciones. En su defecto, que adopte medidas urgentemente reparadoras en vez del inútil despilfarro de tiritas "E". De manera subsidiaria primera, que calle, que se deje de declaraciones burlescas como la de los infames brotes verdes o la de la fotofija "se ve luz al final del túnel". Que tan inasumibles les resulta acceder a los precitados "otrosíes", que eliminen de sus labios la fingida sonrisa etrusca con que se muestran en los medios y adopten la mueca de seriedad que el rigor psicológico más elemental requiere.
La economía muere en la inseguridad jurídica y se deshace en la inestabilidad política. Los mercados se resienten por más que, a veces, los movimientos alcistas, efímeros, induzcan al espejismo. Si las expectativas palidecen, el futuro será tanto más oscuro cuanto más mendaces nos parezcan las palabras de este Gobierno parón y letón.
Los españoles nos estamos convirtiendo en econoparados o en paradoconómicos. Lo dicho. Se hace camino al andar. Con el paro, no se progresa. No.
Un saludo.
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