IMPROVISADOR PERO NO IMPREVISIBLE (ZP en esencia)
Lo que media entre el genio y el ingenio. La distancia entre la inteligencia y la picardía. Lo que separa el trabajo serio y planificado de la tarea alegre y repentina. Lo que aleja al humorista del cómico. Lo que opone el buen compositor al intérprete mediocre. Lo que diferencia a la imaginación de la fantasía. Lo que hace el actor para no parecer to(n)to. Lo que repugna al payaso de circo cuando se le denomina bufón cortesano. Lo que contiene un futbolista para no ser calificado de "tuercebotas". O a un torero para que no se le llame maletilla. Lo que hace el rigor frente a la salida del meritorio por el mutis. Lo que, en definitiva, demanda el respeto a los demás: mostrar la eficiencia de servicio que una profesión requiere. Lo contrario señala al irresponsable. El que planifica frente al "vive la vie".
La política no es una escenografía multidecorada. Para Noel Clarasó, la política es el arte de obtener dinero de los ricos y votos de los pobres con el fin de proteger a los unos de los otros. Es la definición ingeniosa de un escritor que hacía humor del bueno. Por su parte, el ex presidente Reagan entendía la política como la segunda profesión más baja, aunque estrechamente ligada a la primera. Es la opinión ingeniosa de un actor metido a político que interpretó el mejor papel de su vida y sirvió, como pocos, a su país. Un historiador, Toymbee, clásico entre los clásicos, expresaba que el mayor castigo para los que no se interesan por la política, es ser gobernados por quienes sí se interesan. Es la respuesta pragmática de un científico, preocupado por la génesis de los sucesos sociales.
Improvisar es hacer una cosa de pronto, sin preparación alguna y con los medios de que se dispone en ese momento. La improvisación como coyuntura se explica y se justifica. La improvisación como estructura exige un análisis de quien enarbola esa acción como ejercicio de irresponsabilidad. La improvisación estructural es la consagración del repentinar. Improvisar en ese contexto supone el más artero empleo del verbo inventar. Esto es, en su segunda acepción, crear excusas no verdaderas para engañar a alguien.
El peor problema del mentiroso es creerse sus propias mentiras. Se pasa de la ilusión a la alucinación en menos que canta un gallo. Lo que parece gracioso se torna preocupante. Zapatero puede ser un maestro de la improvisación. También del engaño. De serlo, ha confundido a la audiencia y no rectifica. Claro, que rectificar es de sabios. Zapatero improvisa pero no es imprevisible.
Improvisador que es previsible, quién lo preverá. El buen previsor que lo desimprovise, buen previsor/provisor será. Ingenioso, comiquillo, el articulista, me dirán. Maldita la gracia que me hacen esos títulos, les respondo.
La política no es una escenografía multidecorada. Para Noel Clarasó, la política es el arte de obtener dinero de los ricos y votos de los pobres con el fin de proteger a los unos de los otros. Es la definición ingeniosa de un escritor que hacía humor del bueno. Por su parte, el ex presidente Reagan entendía la política como la segunda profesión más baja, aunque estrechamente ligada a la primera. Es la opinión ingeniosa de un actor metido a político que interpretó el mejor papel de su vida y sirvió, como pocos, a su país. Un historiador, Toymbee, clásico entre los clásicos, expresaba que el mayor castigo para los que no se interesan por la política, es ser gobernados por quienes sí se interesan. Es la respuesta pragmática de un científico, preocupado por la génesis de los sucesos sociales.
Improvisar es hacer una cosa de pronto, sin preparación alguna y con los medios de que se dispone en ese momento. La improvisación como coyuntura se explica y se justifica. La improvisación como estructura exige un análisis de quien enarbola esa acción como ejercicio de irresponsabilidad. La improvisación estructural es la consagración del repentinar. Improvisar en ese contexto supone el más artero empleo del verbo inventar. Esto es, en su segunda acepción, crear excusas no verdaderas para engañar a alguien.
El peor problema del mentiroso es creerse sus propias mentiras. Se pasa de la ilusión a la alucinación en menos que canta un gallo. Lo que parece gracioso se torna preocupante. Zapatero puede ser un maestro de la improvisación. También del engaño. De serlo, ha confundido a la audiencia y no rectifica. Claro, que rectificar es de sabios. Zapatero improvisa pero no es imprevisible.
Improvisador que es previsible, quién lo preverá. El buen previsor que lo desimprovise, buen previsor/provisor será. Ingenioso, comiquillo, el articulista, me dirán. Maldita la gracia que me hacen esos títulos, les respondo.
No sé si fue Patxi Zabaleta quien dijo que Zapatero usa frases de izquierdas y hace políticas de derechas. Si no lo fue, matizo. Zapatero es un dialecta de feria que no hace política; la interpreta. Ya no sabe si es un Hamlet o un Agamenón. Tal vez un personaje de dibujos animados. En cualquier caso, la verdad es la verdad, la diga ese rey o su porquero. Las cigarras cantan y no laboran. Hay hormigas que trabajan y saben cantar. Zapatero no es de los segundos.
Un saludo.
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