ALIVIO DE LUTO
No voy a descubrir a estas alturas la extraordinaria riqueza expresiva del castellano. Entre tanta joya lingüística, he rescatado -o mejor, me han ofrecido- la que da título al presente artículo.
Me explicaba mi interlocutor, mi sabio amigo Pepe, sabio por viejo y sabio por leído, el contexto sociológico en que se acuñó la expresión. Alivio de luto. Tránsito de colores. Matices de luz. Lentos senderos del alma. Corazón que abandona la noche y palpita a la espera del suave amanecer.
La niña de luto. Summers. La boda que nunca llega. Angustia y desesperanza. A ver si... Duelo. Muerte. Dolor que hiere. Aflicción que se protege. Reconstrucción que se rehúye. Tristeza. Alegría que se rehúsa. Estado de choque. Memoria. Desmemoria. Negra sobre blanco. Alivio. Medio luto. Báculo que alejamos. Bálsamo que consuela. Respiro que exonera. Blanco sobre negro. Carga que se aligera. Enfermedad del alma que se mitiga. Pena que se desvanece. Anhelado amanecer.
¿Cuándo España se aliviará de su luto de guerra intestina? ¿Cuándo se aprenderá que España no es Castilla? ¿Cuándo comprenderemos que la cara al sol y las montañas nevadas no van a resucitar? ¿Cuándo la muerte dejará de hallar sus semillas desoladas en nuestra tierra? ¿Cuándo la memoria histórica ayudará a dejar el luto de nuestros abuelos? La España niña de luto busca alivio. La memoria, histórica. La desmemoria, presente. Alivio de luto. Alivio. No luto. No duelo. No muerte. No guerra. No odio. Al menos, alivio de luto. ETA ni siquiera nos deja el alivio. ETA es luto. España no se arranca el luto. Muchos cainitas y demasiados abeles.
Nietzche. "Dios ha muerto". ¿Ha muerto? Dios no muere. Por más que todos muramos un poco cada día. ETA. No toca alivio de luto. De nuevo, negro luto. España, eterna niña de luto.
Un saludo.
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