BURKA

 Las mujeres a la cima. No a la sima. A la sima, los maltratadores, los violentos, los agresores. El burka es una sima. Una sima insondable. Un esperpento insoportable. La insolencia del macho. La sumisión forzada de la mujer. El miedo a ser. El temor a una libertad que cuesta la muerte.

 Guerra (legal, firme, fundamentada, incesante) al burka. Defensa (incesante, fundamentada, firme, legal) a los derechos de la mujer. La cultura y la tradición, sí. La incultura y la traición, no. Los valores son universales. El harén, el serrallo, la bigamia o la poligamia, el incesto, la tortura, pueden ser cultura y tradición de algunos pueblos. No en España. El burka es una cárcel de mujeres. No hay burka para el macho inquisidor e impositor. Los franceses -ah, la revolución liberal- han dicho NO al burka.

 La cultura del varón no es la cultura de la mujer del burka. La segunda es sumisa. La primera, violenta. Es la cultura de la amenaza, de la coacción, de la intimidación, del golpe seco, del maltrato, del miedo constante. La ley es universal. No distingue a mujeres de hombres. A veces, se excepciona. Violencia de género.

 Las mujeres no son ciudadanos de segunda categoría. El burka, ni para ellos. No cabe ya el silencio de los corderos. Basta a la incivilización del súbdito, de la súbdita. Igualdad de verdad, Aído, de verdad. Burka, no. Ni material ni mental. Mordaza, menos.

 Un saludo.