EL LINCHAMIENTO
La quieren linchar. A la maestra la linchan. No se trata ya de una voluntad, de una intención. Es un hecho. -Pero la han matado? Yo no he dicho eso. Linchar no significa matar. Linchar es la acción por la que una muchedumbre incontrolada y enfurecida quiere castigar -o en su caso, matar- a una persona, a la que acusan de algo, sin haber sido sometida a un juicio previo. Lynch fue un magistrado, virginiano del siglo XVII, que estableció un procedimiento sumarísimo por el que la multitud podía apoderarse de un presunto criminal, juzgarle, condenarle y ejecutarle en el acto. A la maestra la quieren ajusticiar. Algunas personas quieren ejecutarla sin juicio. ¿Qué delito ha cometido la maestra? Ni lo saben. El delito de no ser querida. -¿Es delito no ser querida? Pues claro, no se acuerdan de cómo mataron a Jesús. Molestaba y, hala, a la cruz. Lo venía avisando. El acoso lleva al derribo. El derribo la está conduciendo a la cruz. Su liberación será su muerte. La maestra es buena. Puede estar equivocada. Como todos. Pero es buena. Su delito es ser diferente. Ya le han mandado a la Guardia Civil a su colegio. Para qué. Para amedrentarla. ¿La han detenido? No, ¿por qué causa? Han ido. Para meter más miedo en su cuerpo. ¿Y la justicia no actúa? Pilatos se lavó las manos. ¿Nadie la defiende? Su abogado. Mas, ¿qué puede hacer contra la turba? La están apaleando sin mazas y la lapidan sin piedras. Su espíritu sufre, pero no se resquebraja. Le hemos dicho que se rinda, que se vaya, que deje el pueblo. Se resiste. No he hecho nada, nos contesta. Nada malo. Todo lo contrario. A la maestra la van a matar. Yo lo sigo denunciando. En ese pueblo, la van a matar. Yo no me lavo las manos. Siento vergüenza de la demagogia. Siento asco por la vileza. Aborrezco la cobardía. Abomino de los cobardes. Vete, maestra, vete de esa gente que te está linchando. Déjala sola en su villanía. Vete. Busca nuevos caminos, como estelas en el mar. Un saludo, un abrazo, un reconocimiento, maestra.
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