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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LUCHA POR EL PODER

Lo de Zapatero es de nota. Lo de Obama, de risa. Aunque bien mirado, se pueden invertir los determinantes. Verán. Recuerdo la polémica suscitada a raíz de la amistad del republicano Bush y del conservador Aznar. Corrieron ríos de tinta y quién sabe si pudieron ser de sangre. Porque el odio que generaron ambos gobernantes, sólo es explicable por la fuerza y la seguridad que despedían. La guerra de Irak -en la que, insisto, España nunca participó- fue el detonante que sus detractores necesitaban para arremeter con la saña más furibunda que recuerdo haber leído en la prensa escrita. El problema de Aznar, uno de ellos, es que su política de imagen y su asesoría de comunicación fueron nefastas, sobre todo para él. Sin embargo, a Aznar se le veía venir y los errores que cometió, que no fueron pocos, se vieron sobredimensionados a causa del efecto multiplicador desarrollado por el PSOE, IU, los partidos nacionalistas y todo el arsenal mediático afín a ellos. Se le veía venir, le escuchamos anunciar su marcha al cabo de los ocho años de mandato presidencial, y le vimos irse con dignidad y tristeza en el infierno del mayor atentado terrorista jamás sufrido en España. Nunca engañó a los españoles. Nunca amagó ni amenazó con huidas hacia adelante. Era Aznar, el político que logró enderezar el rumbo de la nave a la deriva que siempre fue el Partido Popular y el gobernante capaz de apear de su longevo pedestal al mítico (amado y odiado por tantos) Felipe González, acaso el presidente español que más hizo por la consolidación de la democracia (en su primera legislatura, superó con sobresaliente el dificilísimo test de la Transición, al asumir el Gobierno de la nación apenas un año después del felizmente fallido golpe de Estado de Tejero...y otros), pero también el que, en las postrimerías de su última legislatura, más pervirtió el sistema representativo dada su participación en el caso GAL y en la red de corrupciones de todo tipo que protagonizaron algunos de sus más cercanos colaboradores socialistas.
 En éstas que llega Zapatero a la presidencia del Gobierno español aprovechando la desgraciada y criminal acción de Atocha. Toda la tarea opoisitora de Zapatero se había centrado en despreciar a Bush y a Aznar reprochándoles el conflicto iraquí y desgastando "ad limine" la imagen de ambos. Por ello, y acaso como un mecanismo de acomplejamiento por sublimación, el leonés de Valladolid, el nieto del militar asesinado por las hordas franquistas durante la Guerra Civil, puso todo su empeño por mostrar y evidenciar (¡que se vea, que se vea!) hasta qué punto él puede dialogar con el nuevo mandatario norteamericano (el sr. Obama) en nivel de igualdad. El hijo de su abuelo víctima de la guerra civil es mucho Zapatero. Lo que pasa es que, siguiendo el refranero español, "quien dice lo que no debe, escucha lo que no quiere". Y a Zapatero le puede ocurrir, a la inversa pero con especial y más lacerante ridículo, con Obama lo que a Aznar con Bush. Si Aznar se fotografió con sombrero tejano y con los pies sobre la mesa, Zapatero no disimula -a juzgar por las imágenes televisivas- que pierde la baba por el nuevo presidente USA. De esta "babosería", tenemos dos muestras recientes. La primera, a raíz de la salida urgente ("nos vamos para casa") anticipada por la Ministra de Defensa, Carme Chacón, a nuestras tropas de Kosovo. Qué disgusto a Obama, por favor. Nada, que donde Carme dijo digo, José Luis dice Diego. De casa, nada, que se respetarán los plazos y se efectuará, en su momento, de forma escalonada. ¡Pero es que España ya no pinta nada en ese territorio desde que se independizó de Serbia! España pinta lo que quiera Obama. ¡Ay de quien ose alterar las voluntades de tan ilustre personaje! Ahora sí -no con Bush- se puede decir que vale la pena ser un buen vasallo porque hay un buen señor. Si hay que seguir, se sigue, pero seguir por seguir... (parodia de Cruz y Raya).
 La segunda ya la vaticinábamos en artículo precedente de este blog. Nos referíamos a Afganistán. Decíamos que Zapatero llegaría a tal grado de seducción por Obama, que éste conseguiría del español el envío de más tropas al país asiático. Las últimas noticias son concluyentes. Zapatero mandará al país de los talibanes ¡un batallón! porque es necesario para mantener la paz. Pero, presidente, si Vd. dijo que no enviaria más tropas... Yo nunca dije eso de tal guisa. Dije que España odia la guerra y ama la paz y que, ahora, es llegado el momento de compartir mesa y mantel con Obama, un ser humano pacífico, dialogante, de izquierdas, -igualito que yo- que pugna por erradicar la pobreza y ayudar a los más débiles y desamparados. (...) Presidente, que en España ya hemos alcanzado la cifra de cuatro millones de parados, y más de un millón ya no percibe subsidio alguno... Qué es la vida sino sacrificio. Dios proveerá. (...) Presidente, que nosotros defendemos un Estado laico. Bueno, sí, pero yo mombro a Dios, porque Obama también lo menciona y eso queda chic, guay. A sus órdenes, presidente. Partimos hacia Afganistán y, si nos los manda Obama, a Corea, la del Norte, que puede ser la próxima. O a Irán o a Venezuela, que están hechos unos díscolos y unos desobedientes incapaces de ver la beatífica sonrisa del señor...Obama. ¡Qué cruz, Señor, qué cruz!
Un saludo.

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