REFINERIA BALBOA
Uno de los temas recurrentes, por su candente y rabiosa actualidad, en la sociedad onubense es, sin duda, el medioambiental, afectado nuestro territorio de un problema químico-industrial que es susceptible de causar problemas de salud en la población y que provoca una indiscutible alarma social en los ciudadanos. Ahí están las dos asociaciones punteras en la conservación del medio: Mesa de la Ría (Asociación y Plataforma). Inicialmente unidas en la acción y divergentes más tarde por razones que no toca analizar, ambas coinciden en la necesidad de recuperar la hermosa ría de la Huelva de los graves problemas de contaminación que la acucian.
Este articulista se ha pronunciado en diversas ocasiones y en distintos foros acerca del tema/problema porque constituye uno de los puntos claves en el desarrollo socioeconómico de nuestra ciudad. Mis manifestaciones han seguido siempre el mismo esquema procesal: necesidad de demostrar, de manera científica, irreversible en cuanto plena de certeza, que los habitantes del territorio afectado, desde la Punta del Sebo hasta la Barriada de Pérez Cubillas (que apenas dista 500 metros de un extremo de la monstruosa balsa de fosfoyesos), pueden/podemos estar padeciendo graves enfermedades a causa de la actividad industrial que allí se desarrolla. A la salud hay que subordinar todo. Actuar sin cautela en un tema tan delicado como el presente, me parece una irresponsabilidad, porque cientos de familias trabajadoras pueden verse perjudicadas, injustamente, por decisiones no fundamentadas en toda su dimensión. Estudios de impacto medioambiental contribuirían a despejar dudas forzosas en torno al tema, pero más las despejaría el estudio epidemiológico defendido por el Partido Popular e Izquierda Unida en el transcurso de la última sesión del Pleno. El enclave delimitado posee tamaña riqueza territorial y económica, que comporta la necesidad de ser absolutamente transparentes, objetivos y honrados en cuanto concierne a este asunto. Insisto: si el estudio epidemiológico concluye tajantemente que existen riesgos de salud para la población, el desalojo de las fábricas causante de los mismos, debería ser fulminante; en caso contrario, el mantenimiento de los puestos de trabajos constituye una prioridad innegociable, máxime en estos tiempos de crisis y recesión. Al respecto, este articulista no entiende el silencio, el mirar para otro lado, la abstención, cuando no la negativa, del PSOE a apoyar los estudios necesarios para tranquilizar a los ciudadanos y evitar alarma social.
En este contexto de impacto medioambiental hay que insertar el concepto desarrollo sostenible. Su definición se recoge en el principio 3º de la Declaración de Río de 1992, que se nutría del llamado Informe de la Comisión Brundtland: "...satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro, para atender sus propias necesidades". El desarrollo sostenible se ha de sustentar, por tanto, sobre tres pilares: el medio ambiente, la economía y el bienestar social. Las necesidades a satisfacer son la alimentación, la ropa, la vivienda y el trabajo, pues, en su defecto (que implicaría un status de pobreza galopante), estaríamos abocados a la catástrofe. Resulta esencial, en aras del desarrollo sostenible, la mejora de la tecnología y de la organización social, de forma que el medio se recupere al ritmo que la actividad económica lo afecte.
Partiendo de lo planteado, uno se cuestiona la ética de ciertos dirigentes políticos, así como de la actitud de no pocos medios de comunicación, al respecto del longevo Polo industrial de Huelva (data de 1964), pero especialmente de los casos similares que planean sobre la provincia de Huelva. Por ejemplo, qué pasa con esa vía rápida que pretende seccionar la Sierra onubense, mientras la Junta de Andalucía parece fomentarla o mirar hacia las Batuecas. Y qué con el eterno debate sobre la comunicación terrestre con Cádiz, pues no se entiende que lo que se rechaza categóricamente en Doñana, se admita en el formidable y maravilloso paraje serrano. Mas acaso el ejemplo más revelador, por la intervención de agentes foráneos a Andalucía, sea el de la Refinería Balboa que el Grupo Alfonso Gallardo (con la posible colaboración financiera de BBVA, Iberdrola, Caja Madrid, Caja Extremadura y la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura) pretende ubicar en la Los Santos de Maimona, merced a la construcción de un oleoducto de casi 200 kilómetros que atravesaría la provincia de Huelva de Norte a Sur y, tal vez, de sur a norte. Los ecologistas están poniendo el grito en el cielo, pero yo ya les he recomendado que es preferible situar los pies en el suelo porque el "enemigo" es poderoso y dispone de alianzas importantes. Al respecto, ¿qué opina la Consejera Dª Cinta Castillo sobre el particular? ¿Qué relacion se establece entre el Grupo Gallardo y el periódico Odiel Información que dirige D. Eduardo Siles? Aunque, por ahora, no pueda responder con propiedad a estas dos cuestiones, sí les voy a dejar en compañía de las declaraciones que ha realizado la vicepresidente del Gobierno de España, Dª Mª Teresa Fernández de la Vega, y que recoge el diario ABC: "la voluntad del Ejecutivo es acelerar la tramitación del Proyecto de Refinería Balboa". ¿Concluyen, como yo, cuál es la posición de la Consejera Castillo y del periodista Siles? Pues eso.
Un saludo.
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