REYES MÁGICOS
Un año catorce. Deseo a todos un año de prosperidad. Con un ruego: compremos las entradas. Nadie regala ilusiones. Hagamos los deberes. Invirtamos en esfuerzo. Tengamos fe. Confiemos en nosotros mismos.
No quiero mirar atrás. Ni retroceder en el espacio. Los que trabajan, nos lanzan una buena señal. Trabajan para servirnos. Mi deseo de felicidad es innegociable. Confío en que la política se conduzca, al fin, por el sendero recto. Que España preserve su unidad. Que se reforme la ley electoral para que, por ejemplo, Izquierda Unida no sea discriminada en escaños por los votos nacionalistas.
Quiero más. Que las dovelas de la economía se ahormen en la cimbra de la confianza. Que la cúpula de la educación se sustente en pilares de entendimiento lingüístico. Que la planta del edificio sanitario responda a la fortaleza traspasable de la basílica romana. Que la tecnología se imponga como recurso necesario y no como fin prescindible. Que la igualdad de hombres y mujeres haga realidad el sueño de siglos.
Y más. Que la libertad, en la igualdad, y la igualdad, en libertad, sean sustantivos y adjetivos indisolubles. Que las ideas triunfen. Que el respeto igualitario derrote definitivamente a la indecente tolerancia vasallesca. Que las fobias "homos" y "xenos" no devengan filias, basta con que desaparezcan de la cámara de los horrores de nuestra civilización. Aunque las quimeras se desvanezcan.
Un saludo.
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